En la madrugada de este martes se ha vuelto a poner de manifiesto la eficacia resultante de la colaboración entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad españolas y la gendarmería marroquí. Gracias a la cooperación que existe entre ambos países, entre ambas fuerzas, se logró contener un asalto masivo a la valla en el que alrededor de 800 personas intentaron traspasar la frontera para alcanzar su sueño europeo. Este, uno de los intentos de asalto más numerosos, afortunadamente se quedó sólo en intento porque la rápida y eficaz intervención de la gendarmería marroquí, así como de la Guardia Civil impidió que el grupo lograra su objetivo. Y todo a pesar de la falta de personal y las muchas dificultades derivadas de un trabajo a menudo ingrato, poco conocido, y objeto de críticas injustificadas por parte de quienes en ideales basan unas afirmaciones que poco tienen que ver con la realidad. Por eso, cuando se logra abortar un intento de asalto masivo, hay que poner en valor que las cosas están funcionando a pesar de las muchas carencias que hay en la frontera, y que sí funcionan es gracias al esfuerzo de las personas sobre las que recae la responsabilidad de defender la integridad de la frontera. En alerta desde hace un par de semanas, los agentes de la Guardia Civil estaban preparados para lo que se avecinaba en la madrugada de este martes y su respuesta no pudo ser más que satisfactoria, a pesar de que algunos inmigrantes llegaron a la valla e incluso la rompieron, no permitieron que pasaran. Los agentes cumplieron su cometido, mientras los inmigrantes tuvieron que dar media vuelta. Mientras, siguen en los montes esperando una oportunidad, y esto tampoco se debe perder de vista. Para ellos hay que buscar una oportunidad y por eso hay que seguir insistiendo en las políticas de cooperación al desarrollo en los países de origen, y también en la lucha contra las mafias que hacen de sus ilusiones de un futuro mejor un negocio cruel.