Alcohólicos Anónimos, “pero no ocultos”
La organización de ayuda y autoayuda, que cumplió en abril sus 29 años de existencia en Ceuta, celebra el 81 aniversario de su creación a nivel mundial, con actividades que estarán abiertas al público el próximo día 10 de junio.

Alcohólicos Anónimos es una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver sus problemas y ayudar a otros a alcanzar el estado de sobriedad.
No estan afiliados a partidos políticos, ni a sectas, ni a organización o institución alguna. El objetivo primordial es mantenerse sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar la sobriedad.
Leyendo esta introducción es como empiezan las reuniones de Alcohólicos Anónimos de Ceuta, los martes y viernes en la sede del Morro, en la calle Juan de Juanes, número 1. Los teléfonos de contacto son el 945 50 46 13, 620 13 38 18 y 610 28 88 16. Durante las veinticuatro horas del día, los 365 días del año, siempre habrá alguien que responderá, bien por un problema personal o bien atendiendo a familiares de aquellos que padecen la enfermedad.
El pasado día 21 de abril se cumplían los 29 años desde la fundación de Alcohólicos Anónimos en Ceuta. Para el próximo día 10 de junio se cumplirán 81 años de la fundación a nivel mundial de la organización, y piensan realizar charlas abiertas de carácter informativo.
Antonio F. y Paco G. son dos de las personas que componen el colectivo, que en Ceuta está conformado por entre 20 y 25 personas, de los cuales el 80% son hombres y el 20% mujeres.
Teniendo en cuenta que Ceuta es una ciudad relativamente pequeña, lo cierto es que a las mujeres suele costarles más dar el paso al frente, “pero hemos tenido una buena racha, en el sentido de que hay seis mujeres más que se han agarrado a la tabla de salvación”, explica Antonio.
Este hombre lleva nada más y nadamenos que 26 años sin probar una gota de alcohol. Paco, que llevaba sobrio desde 1999 tuvo una recaída en 2012, de la que se repuso relativamente rápido y ahora lleva tres años sin beber, sobrio. Se ha vuelto a subir “al barco”.
Han sufrido una enfermedad que Antonio califica de “progresiva, fatal y mortal. Yo la tengo parada”, señala. Son personas que han sufrido un infierno, también sus familias y allegados, y que con una entereza extraordinaria han logrado superar un problema devastador. La lucha se libra día a día.
“Son cosas que suelen pasar -indica Paco-. Produce un dolor, pero cambié mi vida y mejoró la de mi familia, que era la más perjudicada en mi caso”.
Antonio explica que la actual sede se debe al compromiso personal del presidente de la Ciudad, Juan Vivas, para dotarles de unas instalaciones. Les cedieron un local de la Consejería de Servicios Sociales, ya que el anterior, en la parroquia de Los Remedios, se había quedado pequeño y además iba a ser derribado para destinar el espacio a otros usos. “El Ayuntamiento se volcó”, explican. Ellos pagan el alquiler. “Nosottros no podemos aceptar subvenciones ni aportaciones institucionales. Solo queremos contar con nuestras aportaciones. Es de los alcohólicos. No hay quien mande. La responsabilidad es nuestra”, subraya Antonio con vehemencia. Los gastos de alquiler ascienden a 120 euros mensuales y ellos mantienen también todo lo demás: la zona de literatura, los cafés, el agua, la limpieza...
Antonio y otro compañero, Juan Carlos, son los que están las veinticuatro horas “al servicio de la persona que lo requiera, ellos o sus familiares. Siempre que el interesado esté de acuerdo, por supuesto. Nosotros no podemos ir a casa de una persona a verle si no lo autoriza”.
Si es así, van, les cuentan lo que hacen en Alcohólicos Anónimos y cuáles son las acciones que, personalmente, llevan a cabo para no consumir alcohol.
Como se ha indicado anteriormente, los martes y viernes se reúnen y se ofrecen mutuamente sus testimonios, hablan de cómo les ha ido, de qué hicieron para dejar de beber.
“Yo fui solo a mi primera reunión”, explica Antonio. Fundamentalmente, la decisión de dar un paso al frente para mantenerse sobrio está en consonancia con un impacto emocional.
“Ese día -recuerda- me dieron su testimonio, me acogieron con mucho cariño. Un alto grado de porcentaje de mi sobriedad se lo debo a ellos. No sólo era mi persona, sino también mi entorno familiar. Les daba muy mala vida”, lamenta.
Ellos tratan de transmitir a los “recien llegados” un mensaje claro y contundente: “si nosotros lo conseguimos, ¿por qué esta persona no lo va a conseguir?”. A ellos sí les muestran su rostro, porque son “anónimos, pero no ocultos”.
Paco no oculta que se encuentra arrepentido y dolido de la recaída que tuvo en 2012 y de la que afortunadamente se ha respuesto, como se puede comprobar tres años después.
“El alcohol nos hace daño. Tras mi recaída, volvi a empezar de nuevo. Me metí en el programa y me ha dado la sobriedad”, explica.
Paco empezó a tener problemas de joven, cuando se encontraba en el Ejército. Allí fue cuando la enfermedad hizo mella. Un psiquiatra que le atendió le sugirió que se pusiera en contacto con Alcohólicos Anónimos y eso hizo. “Me recogieron y la verdad es que lo conseguí. Hasta que pinché...”, indica en relación a la recaída que tuvo en la enfermedad en 2012.
Los alcohólicos suelen estar mal vistos por la sociedad, sin tener en cuenta que en realidad lo que padecen es una enfermedad extremadamente grave, que además se proyecta en su entorno familiar, de amistades y también en el plano profesional, lo que provoca no pocos problemas, en muchos casos gravísimos. Estas personas, que combaten día a día contra una enfermedad letal, se merecen todo el apoyo y el respeto. El desafío al que se enfrentan es uno de los más duros que puedan encontrarse. Quienes logran “parar” la enfermedad son personas realmente de una extraordinaria valía y talla.
La historia de un cirujano y un agente de Bolsa que trascendió a nivel mundial
Corría el 10 de junio de 1935, cuando dos personas se conocían en Nueva York.
Se trataba del doctor Bock, cirujano, y de un agente de Bolsa, identificado únicamente por sus iniciales. B.W.
“Tuvieron una acertada decisión”, explica Antonio. En efecto, B.W. consultó al doctor Bock porque tenía problemas con el alcohol.
Lo que en principio iba a ser una charla de unos diez minutos, se prolongó durante seis horas. Seis horas en las que B.W. no bebió una gota de alcohol. Comenzaron a organizar reuniones y pronto acudieron los cien primeros para compartir experiencias y sobriedad. Actualmente, Alcohólicos Anónimos cuenta con unos cuatro millones de personas.