La comunidad que se asentó a principios del siglo XX
El colectivo hindú residente en Ceuta asciende a casi 600 personas, según el presidente de la Asociación Hindú, Ramesh Chamdiramani. Es un colectivo más que apreciado y forma parte indisoluble de las cuatro culturas mayoritarias

La querida comunidad hindú de Ceuta celebrara durante el fin de semana pasado las festividades en honor de la divinidad Ganesh. Los cánticos y danzas en el Templo se trasladaban el domingo a la calle, donde procesionaron para despedir a Ganesh hasta el próximo año, no sin dejar de visitar la Iglesia de Nuestra Señora de África, para realizar una ofrenda de flores. También pararon ante el Cristo de los Afligidos, para mostrarle su respeto, y finalmente acabaron sumergiendo a la divinidad en el mar, como despedida.
Algo que en otras ciudades podría ser algo extraordiariamente singular, en Ceuta está a la orden del día, dada la importante población de religión hindú que se encuentra asentada en la ciudad y cuyas relaciones con las otras religiones están marcadas por la “fraternidad”, como explicó a EL PUEBLO el presidente de la Comunidad Hindú de Ceuta, Ramesh Chandiramani.
“No tenemos un censo de las personas que son de religión hindú en Ceuta, pero somos bastantes”, explica el presidente.
Aproximadamente están registrados en la Asociación Hindú de Ceuta unas 160 parejas, a las que habría que sumar los niños y las personas mayores, así como “muchísimos matrimonios mixtos y también personas que no pertenecen a la asociación”, explicó el presidente de la Asociación Hindú.
Pero, ¿a cuándo se remonta la presencia y asentamiento de la comunidad hindú en la ciudad de Ceuta?
Como explica Ramesh Chandiramani, la asociación ha investigado al respecto, en cuando a los orígenes de la comunidad hindú en Ceuta.
“El primer dato oficial data de 1892. Es el primero”, indicó Chandiramani. En este sentido, se tiene constatada la llegada del primer hindú, un hombre, a Ceuta en el año 1829. Figura en el Registro de Empadronamiento, como recuerda el presidente.
Pero hay que esperar a entre los años 1920 y 1925 cuando se produce la llegada y asentamiento de la primera familia hindú al completo, los Mirchandani. Vino el matrimonio con sus hijos y empezaron a echar raíces en la ciudad. Premi Mirchandani, de hecho, es el vicepresidente de la Comunidad Hindú de Ceuta.
Surge también la cuestión de cómo creció la comunidad, como se asentaron familias en la ciudad. Como explica Ramesh Chandiramani, los origenes pueden ser varios, pero la base principal hay que situarla en Inglaterra, en Londres, la metrópoli. Entonces, India era colonia británica y muchismos hindúes se desplazaron a las Islas para trabajar. Desde allí empezaron a dispersarse. Por ejemplo, tenían conocimiento de Gibraltar, que era y sigue siendo colonia británica. Un buen número de hindúes se desplazaron allí -aún hoy en día existe una notable comunidad hindú en el Peñón- y tuvieron conocimiento de la situación en Marruecos, entonces protectorado español y de otros países. Algunos viajaron y se quedaron en Ceuta o Melilla, además de Marruecos. Sinj embargo, a raíz de producirse la independencia del vecino reino, fueron “muchísimas” las familias que decidieron finalmente instalarse en Ceuta, Melilla y también en gran medida en las Islas Canarias.
Según explica Ramesh Chandiramani, en 1947 se produce la independencia de la India del colonialismo británico, de forma que se crearon dos países: India y Pakistán. En todo caso, se produjo el hecho de que muchos de los hindúes que se encontraban en Ceuta “se vieron forzados, por su condición de hindúes, a emigrar a la India”, explica el presidente de la Comunidad Hindú.
Se produjo un éxodo en general, puesto que muchos ciudadanos que vivían en India tuvieron que emigrar a Pakistán y viceversa.
Lo cierto es que actualmente la comunidad hindú de Ceuta es más que importante. Es uno de los exponentes de que la ciudad es la de las cuatro culturas, perfectamente integradas y que conviven en respeto y fraternidad.