Ilyas El Omari: un rifeño al frente del PAM

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Ilyas El Omari, el “Pequeño Gran Hombre” del Rif al modo de un Dustin Hoffman en la película homónima, fue democráticamente elegido el domingo 25 durante el Tercer Congreso del PAM (Partido de la Autenticidad y Modernidad), a la cabeza del mismo como nuevo secretario general. Con 48 años, El Omari es también un dinámico empresario de comunicación, así como presidente del novísimo Consejo Regional Tánger-Tetuán-Alhucemas desde las elecciones comunales del pasado septiembre.

Personaje sin duda polémico, de perfil controvertido, muy activo y políticamente comprometido desde su juventud, El Omari es junto al presidente del Gobierno, Abdelilah Benkirán (Partido de la Justicia y el Desarrollo, PJD), el “islamista del Rey” y la atractiva profesora universitaria Nabila Mounib (Partido Socialista Unificado, PSU), mujer de carácter e ideas firmes que apuesta, incansable, por una monarquía parlamentaria, tres de las estrellas rutilantes del firmamento político marroquí, a distancia (salvo otras escasas excepciones) de la ramplonería y el seguidismo rampante en la adocenada y oportunista clase política, en general. Eso sí, cada uno de los tres con su estilo; y sus ideas.

Si esta ha sido la novedad mediática del congreso, habría otras dos de señera importancia: una, ideológica, significaría la asunción por el PAM de una ideología de centroizquierda en lo social y “laaicista” en lo político; otra, más étnica, sería la consolidación del ala bereber, particularmente la rifeña, en abierta competencia ya, a mi juicio, con los declinantes “harakíes” del maduro Movimiento Popular (MP). No obstante y en consonancia con la “autenticidad” y “modernidad” que insufla, en peculiar equilibrio, a esta joven pero ambiciosa formación política (remito al interesado lector a mis columnas de los días 18, 22 y 29 de enero), dentro del partido coexiste otra corriente más clásica y de perfil empresarial, representada entre otros por la alternativa fallida del ya ex secretario general, Mustafa Bakkoury, apoyada entre otros por la ex alcaldesa de Marrakech, Fátima Mansouri.

También, frente a un Ilyas El Omari que se autodefine como “laico” (sic) y dispuesto a presentar batalla en firme contra la creciente islamización del país, de la mano de Benkirán y su PJD (Partido de la Justicia y el Desarrollo) e incluso del Istiqlal (partido de la Independencia), también de claro sesgo neosalafista si bien más moderado, en el PAM se encontraría un sector proclive quizás a cierto entendimiento con los islamistas parlamentarios del PJD, representado por el presidente del Consejo Regional del Souss-Massa-Draa, Ibrahim Hafidi. Las espadas están en alto, pero cara a octubre se presenta ya una campaña política particularmente dura.

En Marruecos, donde todos los partidos son de obligada e inexcusable “referencia islámica”, la división tradicional entre izquierda y derecha es abiertamente ambigua e insuficiente y desde luego peca de demasiado teórica. La clave de bóveda descansaría en tres pilares: el acercamiento mayor o menor a Palacio, la impronta berberista o árabe y la sutil pero vital diferencia entre lo “musulmán” y lo “islámico”.

Partiendo de lo anterior, el PAM se presenta como un partido muy próximo, en sus inicios sin duda incluso auspiciado, a Palacio, con talante de centroizquierda, con fuerte apoyo berberista y si no “laico”, en la praxis eso al día de hoy es imposible, sí con un acervo ideológico lo más próximo a ese concepto.

Ello conlleva dos consecuencias: de entrada, la estrecha sintonía entre el proyecto de sociedad del PAM y el modelo que, para Marruecos, desea el rey Mohamed VI. Y de salida, el enfrentamiento directo y radical con los islamistas parlamentarios del PJD, actualmente al frente del Gobierno y cuyo principal hándicap es, no les quepa duda, las importantes diferencias de fondo con Palacio.

Sin ambages: el modelo de sociedad que desearían Benkirán y los suyos no es precisamente (y esto no es una opinión, es una certeza), el modelo que Mohamed VI quiere para su país.

Tras su elección al frente del PAM, a Ilyas El Omari le faltó tiempo para dejarlo meridianamente claro: “Voy a combatir al PJD”. Por su parte, en las filas de estos afirman “estar encantados con que El Omari haya salido de la sombra. Ahora le vamos a arrear bien”. Es lo que hay.

El Omari avanzaba también su estrategia cara a las elecciones generales previstas para el 7 de octubre, basada en tres grandes ejes y con la idea de estabilizar y hacer avanzar el país:

- Uno, debatir los resultados de los partidos gobernantes estos años.

- Dos, analizar abiertamente el modelo de cada partido político. ¿Qué representa exactamente?

- Y tres, superar la dualidad PAM-PJD, “la realidad política es más rica”.

Haya salud. Visto.

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