La facturación de las librerías de Ceuta baja un 70% por la incertidumbre de la ‘vuelta al cole’
En el mes de agosto el mayor impacto ha sido el cierre de la frontera, ya que vendían muchos libros escolares para los centros españoles de Marruecos
La pandemia mundial por el coronavirus ha afectado a todos los sectores económicos en menor o mayor medida y las librerías de Ceuta han sido uno de ellos. Después de meses de paralización de la actividad con el estado de alarma, ahora se enfrentan a una ‘vuelta al cole’ marcada por la incertidumbre, que ha supuesto una bajada de la facturación de entre el 60 y el 70 por ciento en el mes de agosto.
A menos de tres semanas para el inicio del curso escolar y después de que el Ministerio de Educación y Formación profesional haya descartado este lunes la posibilidad de retrasarlo, son muchos los padres y madres que todavía no se han atrevido a reservar los libros de sus hijos al no saber prácticamente nada sobre cómo va a ser el próximo curso. Además de la incertidumbre, el miedo hace que muchos progenitores se planteen la posibilidad de que sus hijos no vayan a la escuela, aunque ya sabemos que en España existe la obligatoriedad desde los 6 a los 16 años de recibir una educación regulada.
De cualquier forma, lo que está claro es que las librerías están sufriendo un mes de agosto dificíl, en el que otros años solían aumentar las ventas por la proximidad del inicio del curso y la preparación a la vuelta al cole. “Se está notando una bajada de la facturación porque la gente tiene miedo e incertidumbre, por lo que no se atreven a comprar”, aseguran desde la librera-papelería ‘Mi colegio’, que apuntan que “ahora mismo no estamos vendiendo nada, solo trabajamos fotocopias y poco más”. Juan Diego López, el encargo de esta librería, cuenta que “otros años en estas fechas se han vendido mochilas, se han hecho muchas reservas de libros, y se ha vendido mucho material escolar, pero este año está la cosa fea y no quieren comprar cosas que no vayan a utilizar finalmente los niños”.
Desde la librería Krispi, la dueña, Minu Sunderdas, asegura que todavía es pronto para hacer valoraciones de lo que está suponiendo este año hasta que no se inicie el curso, apuntando que "la vida sigue" y que los “clientes de toda la vida, que son personas sensatas y coherentes”, ya han hecho las reservas de los libros. Aunque reconoce que inevitablemente el coronavirus está afectando de manera negativa a las librerías igual que al resto de negocios de Ceuta, como las tiendas de ropa, calzado, bares, restaurantes y hasta supermercados.
El cierre de la frontera también ha supuesto un gran golpe en el mes de agosto, ya que venían clientes marroquíes desde Tánger y Tetuán a comprar los libros de texto para los colegios españoles en el país de vecino. Clientes que este año han desaparecido, aunque algunos siguen intentando hacer llegar los libros a través de envíos desde Algeciras, como es el caso de la librería Cervantes.
Desde Cervantes, apuntan que “lo están pasando mal” y que ahora mismo lo que están pidiendo son los libros que van directamente a los colegios como parte de las becas de libros que ofrece la Consejería de Educación de la Ciudad, además de algunos que son nuevos este año en 1º y 2º de la ESO. Pero Antonio Fernández, el dueño del negocio, confiesa que no se atreven a pedir más libros que no saben si van a vender, porque ellos lo tienen que pagar de igual modo a las editoriales. En este sentido, cuenta que las editoriales están ofreciendo facilidades y flexibilidad en los pagos, ya que también están viéndose afectadas y entienden la excepcionalidad de este año por el coronavirus, sin embargo, no están haciendo todos los pedidos que habrían hecho en estas fechas en años anteriores.
“Estamos en una incógnita, no sabemos qué vamos a hacer. Han venido dos o tres padres para comprar los libros de sus hijos, pero la mayoría no”, dice Fernández, que confiesa que lo peor ha sido la pérdida de los clientes marroquíes y que, este mes de agosto, “no se ha vendido nada” y que hasta que no se inicie el colegio no traerán libros, cuando sepan con seguridad que se van a vender.