Marruecos, el Mundial 2030, Ceuta y Melilla
MARRUECOS
Sin embargo, la herramienta más sofisticada de esta operación se encuentra en el ámbito digital. Marruecos habría invertido al menos 10 millones de euros en campañas en redes sociales, campañas publicitarias dirigidas y el uso de bots y cuentas falsas para difundir mensajes específicos

.Marruecos ha puesto en marcha una estrategia cuidadosamente diseñada para reforzar su influencia en Ceuta, utilizando métodos modernos de propaganda cultural y digital, así como financiación encubierta dirigida a organizaciones locales. Según fuentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), esta operación busca legitimar las aspiraciones territoriales del país vecino mediante el uso de herramientas sofisticadas que van desde la educación alternativa hasta campañas en redes sociales.
El gobierno marroquí habría destinado más de 50 millones de euros a la financiación de asociaciones civiles, ONGs y redes religiosas no oficiales en la ciudad autónoma, con el objetivo de promover una narrativa que vincula Ceuta con una supuesta "reunificación" con Marruecos. Una parte significativa de estos fondos se invierte en barrios donde la población musulmana es mayoritaria, mediante programas educativos alternativos y sermones de imanes alineados con Rabat.
Uno de los ejes de esta operación se enfoca en la creación de programas educativos no oficiales en zonas específicas de la ciudad. En estos espacios, jóvenes ceutíes son expuestos a enseñanzas que insisten en que Ceuta fue “arrebatada” a Marruecos, fomentando la idea de un retorno inevitable. Estos mensajes se complementan con discursos religiosos en los que imanes vinculados a Rabat refuerzan esta narrativa de forma sutil pero constante.
A esta estrategia se suman eventos culturales e históricos que buscan consolidar un sentimiento de pertenencia hacia Marruecos entre la población local. Estas actividades se realizan con el apoyo de asociaciones que reciben fondos encubiertos, lo que permite influir en la identidad cultural y social de los ciudadanos.
Sin embargo, la herramienta más sofisticada de esta operación se encuentra en el ámbito digital. Marruecos habría invertido al menos 10 millones de euros en campañas en redes sociales, campañas publicitarias dirigidas y el uso de bots y cuentas falsas para difundir mensajes específicos.
Por un lado, se busca inculcar un sentimiento de unidad cultural con Marruecos en la comunidad musulmana, mientras que, por otro, se promueve entre el resto de los españoles la percepción de que Ceuta supone una “carga económica” y política para España. Esta narrativa, cuidadosamente segmentada, pretende debilitar el respaldo nacional hacia la ciudad autónoma y dividir a la sociedad.
Expertos en ciberseguridad y geopolítica señalan que esta estrategia no es improvisada, sino parte de un plan meticuloso para influir en Ceuta desde dentro sin recurrir a la confrontación directa. La inversión económica, la manipulación cultural y el despliegue digital forman parte de una operación de “guerra cultural” que pretende reposicionar las aspiraciones territoriales de Marruecos en el norte de África.
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