‘Slif’, el indigente aficionado a la pesca que murió solo junto a la Iglesia del Carmen

SUCESOS

Problemas de adicciones propiciaron la vida en la calle de Abdeselam, vecino del Príncipe. Descubrieron su cadáver la mañana de este jueves cuando un conocido le llevó el desayuno. “Estamos rotos”, cuenta Abdelaziz, uno de sus 11 hermanos

El lugar próximo a la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen donde vivía Abdeselam. / FOTO NICOL’S
El lugar próximo a la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen donde vivía Abdeselam. / FOTO NICOL’S

Vivía bajo el esqueleto de lo que fue un toldo. Quedaban restos de pastillas en el suelo, una lata de cerveza vacía, un mechero, una silla y una mesa de plástico, palés apilados formando una especie de habitación, mantas, un colchón y un trozo de cartón con la función de resguardar del frío al inquilino de este lugar desangelado al lado de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen. El templo fue declarado en ruinas hace casi cuatro años; la vida de Abdeselam, más conocido por los lugareños como ‘Slif’, hace décadas. Las adicciones atraparon a este vecino del Príncipe de 55 primaveras desde pequeño. Nunca escapó de ellas. Este jueves, solo y a la intemperie, hallaron su cuerpo sin vida en su infravivienda. No han trascendido detalles oficiales sobre el deceso, aunque todo indica a que fue una muerte natural debido a su malos hábitos y al consumo habitual y excesivo de estupefacientes.

Todo el mundo comentaba el suceso este jueves en la barriada de la Almadraba. “Dormía aquí, era un chaval que estaba en la calle”, cuenta Alami, un vecino que fuma un cigarro mientras señala el lugar donde hallaron el cuerpo de ‘Slif’. A solo unos metros se encuentran sobre las 12.00 los habituales que merodean por la Iglesia y alrededores. Gente de calle. Enamorados de la botella. Entre copa y copa de Black Label lamentan el destino de Abdeselam.

“Era un hombre solitario. Adicto. Tenía una caña y pasaba mucho tiempo pescando. Lo veíamos todos los días, pero de hola y adiós. Sabíamos que tenía familia, pero él prefería vivir en la calle”, subraya uno de los cuatro del grupo que viste una camiseta del Bayern de Múnich. Ana Belén, de 38 años, llega a la reunión minutos más tarde con dos bebidas energéticas. “Estaba mal el hombre. Yo se lo decía una y otra vez, que tuviera cuidado, pero me decía que no me preocupara”, sostiene.

Conocidos de Abdeselam este jueves en la playa de la Almadraba. / FOTO NICOL'S
Conocidos de Abdeselam este jueves en la playa de la Almadraba. / FOTO NICOL'S

El reloj marcaba las 9 y media de la mañana cuando los habituales de la zona, los que pasan más tiempo en la calle que bajo un techo, llegaban a los aledaños de la Iglesia del Carmen este jueves. Según estos vecinos, uno de los más cercanos a ‘Slif’ le llevó un café y algo de desayunar que había conseguido en los bajos de la mezquita Sidi Embarek. “Entonces nos avisó de que no se despertaba. Que era raro, que parecía que había muerto”, explica uno de los testigos.

El reflejo de la miseria lo define de forma casi inmejorable la siguiente escena que narran los testigos que solían interactuar con ‘Slif’ casi a diario, los del Black Label. Según afirman, quisieron avisar a las autoridades, pero la falta de saldo en sus teléfonos los obligó a acudir a uno de los obreros que trabajaba en una construcción próxima: Nabil. “Me avisaron y me acerqué antes de llamar. Vino uno de sus amigos y me dijo que por favor echara un vistazo porque fue a llevarle el desayuno y no respondía. Cuando lo vi estaba claramente fallecido y llamé a la Policía y al 112”, cuenta, todavía impactado, antes de volver a las obras.

La llamada al rezo de la mezquita, a escasos metros de la infravivienda de ‘Slif’, conduce a los fieles al lugar de oración sobre el medio día. Uno de ellos es Abdelaziz, hermano del fallecido. Derrotado, no duda en pararse ante el lugar donde ocurrieron los hechos. “Éramos 11. Es el primero que se nos va. Estamos rotos. Le quedaban por lo menos 30 años más de vida si se hubiera cuidado”, esgrime con la voz entrecortada antes de proseguir su camino.

Otro de los lugareños, viejo conocido de ‘Slif’ y que camina junto a Abdelaziz, describe la última vez que lo vio con vida. Fue este miércoles, pero según cuenta, ya presentaba síntomas preocupantes. “Estaba sentado en esa silla, junto a la mesa y a un plato de lentejas que le había dado una oenegé. Se encontraba profundamente dormido. Le dije que se levantara, que se bebiera una fanta de naranja y que se acostara. No estaba bien”, narra.

El suceso conmocionó este jueves a los vecinos de la Almadraba. Las personas consultadas por este diario que lo conocían coinciden en que la trágica muerte de su padre empujó a ‘Slif’ al bucle de las adicciones cuando era un crío. Desde entonces, la soledad y la miseria coparon cada segundo en el día a día de Abdeselam hasta que todo terminó con solo 55 años. “En fin…no hay otra cosa. La vida en la calle es así”, zanja su ‘viejo conocido’.

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