El mar ha devuelto en 2024 los cuerpos sin vida de 21 migrantes

INMIGRACIÓN

La Guardia Civil ha recuperado cadáveres en hasta 13 localizaciones distintas a lo largo del año. El mes de agosto registró el mayor número de fallecidos en las aguas ceutíes

Guardias civiles transportan el cadáver de un migrante fallecido en aguas ceutíes el pasado septiembre/ FOTO EL PUEBLO
Guardias civiles transportan el cadáver de un migrante fallecido en aguas ceutíes el pasado septiembre/ FOTO EL PUEBLO

El Sarchal, La Ribera, El Recinto, Benzú, Fuente Caballos, Calamocarro, las aguas del puerto, Santa Catalina, El Chorrillo, el Foso de San Felipe, El Desnarigado, Juan XXIII y El Tarajal han sido los escenarios en 2024 de las estampas más trágicas que ha dejado tras de sí el fenómeno migratorio en Ceuta. En todas estas localizaciones del litoral ceutí ha aparecido a lo largo del año alguno de los 21 cadáveres de migrantes recuperados del mar. Más de una veintena de vidas perdidas que han pasado desapercibidas a los ojos de la opinión pública.

La estadística, sin embargo, resulta, desgraciadamente incompleta. Esta relación de fallecimientos incluye tan solo la de aquellos migrantes cuyos cuerpos sin vida fueron recogidos por la Guardia Civil en el litoral de la ciudad, hallazgos de los que dejó testimonio la prensa local.

La tarea de llevar una contabilidad exhaustiva del drama resulta inatacable. El mar devora a quienes fracasan en su intento por alcanzar las costas de Europa sin que en muchos casos quede rastro alguno de su osadía.

Las oenegés elaboran anualmente informados estudios sobre muertos y desaparecidos en las rutas migratorias que conducen desde África hasta el litoral español. A lo largo de 2023, los medios de comunicación locales constataron el hallazgo por la Guardia Civil de 16 personas sin vida en aguas de Ceuta. Pro-Derechos Humanos Andalucía elevaba esta cifra, sin embargo, hasta la veintena.

Enero y agosto, meses negros

Los agentes de la Guardia Civil rescataron en enero y agosto nueve cuerpos sin vida -cuatro y cinco, respectivamente- en los que fueron los dos meses más negros del año. Este diciembre, con la aparición el pasado domingo de otros dos cadáveres, el número de migrantes fallecidos se eleva ya a tres. Solo en cuatro de los doce meses de este año no se contabilizó el fallecimiento de ningún migrante.

Los agentes de la Guardia Civil son, precisamente, los más directos testigos de una tragedia que parece no tener fin. Los miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) fueron quienes hubieron de recuperar el 9 de septiembre pasado el cadáver de un niño de 13 años en aguas de El Desnarigado. O el de otro joven que trató de llegar a nado a Ceuta con el único auxilio de unos manguitos y cuyo cuerpo sin vida fue rescatado en El Chorrillo a comienzos de julio. O el de Hamza, el marroquí de Fez de 21 años que perdió la vida el 22 de agosto junto al espigón de El Tarajal. Él fue uno más de los muchos que en la madrugada de aquel día se arrojan al mar con el propósito de alcanzar una vida mejor lejos de su país.

Drama añadido al drama

"Extremadamente descompuesto y prácticamente irreconocible". Esta era la descripción que fuentes de la Guardia Civil aportaban del estado del cadáver que el 3 de enero del año pasado era hallado en El Sarchal, la primera víctima mortal que se cobraba el mar en 2023. Las dificultades que en casos como aquel encuentran las autoridades para identificar los cuerpos sin vida de las personas ahogadas en sus intentos por alcanzar la costa española añaden drama al drama.

En ocasiones, las familias de las víctimas tienen la fortuna de poder enterrar a sus muertos. El 8 de abril un cadáver anónimo -como en un primer momento lo son todos los que devuelve el mar a las playas de Ceuta- era descubierto en la playa de Fuente Caballos. Las pesquisas policiales permitieron determinar que se trataba de Maraouane Aasem, un joven deportista de 25 años avecindado en El Jadida. Su cuerpo sin vida fue encontrado enfundado en un traje de neopreno junto a un flotador de juguete.

Cada vez más niños

La edad de los adolescentes que tratan de llegar a Ceuta a nado se ha ido reduciendo, según constata la oenegé “Caminando Fronteras” en su informe “Monitoreo Derecho a la Vida 2024”. El documento constata la presencia de niños de menos de diez años y revela también que en los últimos meses se ha verificado la de un pequeño número de niñas. El perfil del migrante menor que trata de llegar irregularmente a la ciudad sigue siendo, sin embargo, el de un varón procedente fundamentalmente de Marruecos, aunque también de Argelia o Túnez. La mayoría intenta acceder a la ciudad cuando las condiciones meteorológicas adversas con el fin de no ser detectados por los sistemas de seguridad.

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