La historia de casi 200 patios de Ceuta, en un libro

Durante muchos años, el centro de Ceuta era cuestión de patios de vecinos. Hachuel, Centenero, Salomón, La Viña de la Verdad o la Cigarra son sólo algunos de los nombres que han perdurado en el imaginario colectivo como recuerdo a esos patios donde tantas familias encontraron su hogar.

Una cuestión que no puede disociarse de la expansión urbanística de la Ciudad hace, justamente, un siglo. Se contruía el gran puerto del Protectorado -el nuestro-, y ello requirió la llegada de mucha mano de obra, principalmente llegada desde Andalucía. Mano de obra, y la necesidad de un alojamiento barato que derivaron en la construcción de muchos patios vecinales. Al estilo, por ejemplo, de los patios que en otra gran ciudad portuaria del sur de España, Cádiz, también se instalaron. Patios y viviendas cercanos al puerto, donde tratar de sobrevivir aprovechando el trasiego de puertos, entonces, en pleno esplendor.

Otro de los símbolos de aquel periodo de expansión urbanística eran las casas con las que muchas familias dejaban su impronta en el urbanismo en la ciudad. Si Barcelona, por ejemplo, tiene las casas Milá -si: los abuelos de Lorenzo y Mercedes-, Batlló o Güell, Ceuta tuvo las casas Cerni, González o Trujillo. En esta última, “el edificio más bonito de Ceuta”, nacieron seis de los ocho hermanos Rivera Ballesteros. “Los dos pequeños fueron de los primeros en hacerlo en el Hospital de la Cruz Roja”, recuerda uno de ellos, José Javier.

Este nunca vivió en un patio, pero siempre tuvo relación con gente que lo había hecho. Y hace algunos años, desde su residencia en Málaga, comenzó a acordarse de aquellos amigos, de esas historias de vecinos, de esos patios que ante todo eran núcleos urbanos sin más conexión con el mundo exterior que el boca a boca. Los pudientes tenían una radio, o incluso un televisor: en el Barrio de las Latas, por ejemplo, había una taberna que cada martes por la noche estaba llena porque era el único lugar del barrio donde se podían ver series como “¿Es usted el asesino?”, dirigida por Chicho Ibáñez Serrador y portagonizada por su padre, el inmenso Narciso Ibáñez Menta.

Esa ventana a la nostalgia, o a aliviarla -según se mire- que es internet y que son las redes sociales permitió a José Javier Rivera empezar a recopilar información sobre los patios. Fotos. Testimonios. Detalles de las historias familiares, pero también de acontecimientos, fechas, costumbres, inauguraciones... “Empecé hace diez años, poco a poco, pero hubo un momento en que me di cuenta de que tenía mucha información”. Primero, un perfil en redes sociales, dedicado expresamente a los Patios de Ceuta. Y luego, un libro.

‘Los patios de Ceuta y sus vecinos’, de Editorial Círculo Rojo, es el título de este trabajo. Tanto el título como la imagen de la portada son toda una declaración de intenciones: aparece en ella un lavadero donde el vecindario lavaba la ropa y convivía. Aquello del prelavado, el jabón con esencia de Marsella, y la secadora de ropa con la posibilidad de programarla eran poco menos que ciencia-ficción.

“Lo que más me ha llamado la atención es que no he encontrado ni una sola de estas personas que me hable mal de aquellos años, pese a las modestas condiciones de vida que tenían todas. No he hallado a nadie, a ninguna, que me diga que hubiera preferido pasar su infancia en otro lugar. No sólo eso: hay gente que dice que fue feliz en ese sitio como en ningún otro, a pesar de que sus condiciones de vida materiales fueran peores”.

El libro ya puede adquirirse por internet, a través de la web de la empresa editora (pinchar AQUÍ), pero no va a haber presentación en nuestra ciudad. El motivo es que “estoy mayor, tengo la movilidad bastante reducida, y me costaría un gran esfuerzo físico desplazarme”.

El libro, así como las fotografías que lo acompañan ( y que José Javier ha ido subiendo en sus perfiles de redes durante tantos años) son también una magnífica ocasión para ver como han cambiado arterias de nuestra ciudad. Jáudenes, Reinoso, Sánchez Prados o Alcalde Ricardo Muñoz no tenían, ni de lejos, el aspecto actual. En algunos casos hay que hacer un auténtico ejercicio de fe para constatar que, en efecto, donde estaba ese patio hoy está aquel edificio. Ceuta y sus patios; la Ceuta callejera y portuaria recogida en un libro de José Javier Rivera. Una ventana imprescindible a la nostalgia y a la ciudad que un día fue.

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