Ángela de Miguel: «El Estado no debe interferir en la negociación colectiva»

ENTREVISTA

La candidata a la presidencia de Cepyme, de visita esta semana en Ceuta, sostiene que la aprobación de medidas como la subida del SMI o la reducción de la jornada laboral afectan al modelo de relaciones entre empresarios y sindicatos: “Será catastrófico para la empresa más pequeña”

Ángela de Miguel/FOTO NICOL'S
Ángela de Miguel/FOTO NICOL'S

Pregunta.- ¿Qué diagnóstico hace usted de la situación de la pequeña y mediana empresa española?

Respuesta.- Yo creo que es bastante mala. En general, la situación de las empresas en este país es dramática, y lo es básicamente por la cantidad de normativa que tenemos tanto en España como en la Unión Europea. Esto nos está creando una situación muy complicada.

Por un lado, tenemos muchísimas cargas burocráticas. Aquí en Ceuta, más todavía por el tema de la importación, lo cual hace que la situación se agrave. Después está todo lo relacionado con los costes laborales y la fiscalidad. En esto Ceuta sí que lleva una pequeña ventaja. También hay que sumar la cuestión del absentismo, la dificultad para encontrar trabajadores... Todo esto está haciendo que cada vez tengamos menos empresas y que estas sean más pequeñas.

Las pequeñas empresas han contratado un 38% menos de trabajadores en los últimos seis años. Pero resulta que estas son, precisamente, las semillas de las empresas del futuro, y no las estamos cuidando. Y a todo esto hay que añadir que la mitad de la pequeña empresa en España no sobrevive a los primeros cinco años.

Estos datos reflejan una situación que, como ya he descrito, resulta dramática.

P.- La sensación es que las pymes en este país nunca han atravesado una situación boyante. ¿Ha habido alguna época en que las pymes hayan estado mejor que ahora?

R.-En este momento, creo que las pymes están especialmente mal porque encuentran muchas dificultades para crecer. Es verdad que España tradicionalmente no ha sido un país con una gran cultura emprendedora. Ahora mismo, un caso como el de Amancio Ortega sería complicado que pudiera darse, sobre todo por la cantidad de normativa que las empresas tienen que cumplir y por todos los costes laborales y fiscales que han de enfrentar y que, en el caso de la pequeña empresa, no se puede asumir.

P.- Las elecciones de Cepyme han estado bastante agitadas. La candidatura de Gerardo Cuerva ha sido acusada de intentar cambiar las normas que rigen el sistema de votación. Cuerva le señala a usted como la candidata del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. ¿De qué manera puede este ambiente enrarecido contaminar el proceso?

R.- La nuestra es una organización donde existe muchísima libertad. Somos una organización profundamente democrática. Es cierto que hemos vivido un momento en el que se intentó modificar la normativa electoral. Imaginemos unas elecciones generales en las que, llegado el tiempo de descuento, es decir, cuando se acaba el mandato, el presidente decide cambiar las normas. No parece lo más adecuado. Al final tendremos unas elecciones con la normativa que la organización ha tenido durante los últimos cuarenta años. Eso era lo más razonable. Cualquier cambio ha de hacerse en el seno de una comisión donde estén representadas todas las sensibilidades y que busque el consenso.

P.- Usted defiende que las pymes no han estado debidamente representadas. ¿Cuáles han sido las carencias de esta representación?

R.- La organización no ha tenido presencia suficiente. Cepyme tiene que estar en todo el territorio denunciando todos los días la situación que atraviesan las pequeñas y medianas empresas. Si cada vez hay menos pymes y cada vez son más pequeñas, esa realidad debe ser contada en todos los sitios, en todo el territorio español. Es muy importante que se conozca la situación dramática que vive la pyme.

Además, creemos que se ha de ser propositivo. No podemos no participar en las mesas de negociación. Hemos de estar presentes, y de manera muy activa, tanto en España como en Bruselas.

Cepyme ha de estar directamente con las pymes, proporcionándoles herramientas y ayudándolas a mejorar su productividad, a avanzar en su competitividad, a hacerse más grandes, a sobrevivir. Queremos trabajar la parte de la cultura emprendedora, la parte de la internacionalización de la empresa. Queremos ayudar a las pymes con programas de formación, facilitarles un acompañamiento durante esos primeros cinco años de vida a los que no sobreviven la mitad de las pequeñas empresas. Con todo el esfuerzo que supone poner en pie un proyecto empresarial, esa mortalidad nos parece muy alta.

Sobre todo, hay que escuchar a los pequeños y medianos empresarios. Hay que estar a su lado y que ellos lo perciban, como ya sucede con el autónomo, que siente que ese trabajo se están haciendo desde ATA (Asociación de Trabajadores Autónomos). Porque esta es una banqueta de tres patas. ATA llega, y todo el mundo la conoce. CEOE llega, y todo el mundo la conoce. Y creo que Cepyme puede llegar mucho más de lo que lo está haciendo.

FOTO NICOL'S
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P.- Una de sus quejas, a la que ya se ha referido anteriormente, es la gran cantidad de producción normativa a la que las pymes deben estar atentas. ¿De qué modo condiciona la vida de las empresas esta exigencia?

R.- La pyme se enfrenta a una cantidad inmensa de normas: un millón de páginas del Boletín Oficial del Estado al año. Es imposible que una pyme sea capaz de conocer su contenido. Tendría que tener a una persona dedicada solo a eso. Y luego habría que interpretar todo esto y aplicarlo. Imagínese el ejército con el que el empresario debería contar. Es inviable. Pues esa es la realidad que tenemos ahora mismo. Por eso es necesario estar muy activos en la propuesta de políticas públicas que mejoren la vida de la pyme. Al final, gran parte de la situación de asfixia que vive la pequeña empresa está relacionada con la normativa que tiene que cumplir. Y con las cargas fiscales y laborales que ha de soportar en este país.

P.- La sintonía entre las organizaciones empresariales y el Gobierno de España no parece ser buena, sobre todo después de la aprobación del incremento del salario mínimo interprofesional y el más reciente acuerdo del Consejo de Ministros para reducir la jornada laboral a 37,5 horas. ¿Cuál es actualmente el estado del diálogo social en España?

R.- Siempre que hay una mesa de negociación nosotros nos sentamos. Una de las cosas que tenemos claras es que hay que ser propositivos en todo lo que tenga que ver con las políticas públicas y con la mejora de la vida de las empresas españolas.

La realidad es que últimamente nos estamos encontrando con una serie de medidas que están dejando sin efecto, de facto, la negociación colectiva. La importancia de la negociación colectiva resulta, a veces, difícil de explicar. Es algo que forma parte desde el inicio de la democracia de la esencia de nuestro sistema de relaciones laborales. Es un modelo reconocido que la Organización Internacional del Trabajo y la Unión Europea impulsan como el más aconsejable. ¿Por qué? Porque nos permite negociar los convenios colectivos en cada territorio, en cada sector y en un momento determinado.

La realidad y necesidades de cada sector y la realidad de cada territorio español son muy diversas. ¿Qué nos estamos encontrando con el salario mínimo interprofesional y con la reducción de jornada? Pues que está dejando sin efecto esa negociación colectiva.

Hay territorios en España donde, prácticamente, más del 80% del salario que tienen recogidos los convenios colectivos está asumido por ese salario mínimo interprofesional. Esto deja sin efecto prácticamente cualquier acuerdo de negociación salarial. Se restan posibilidades para que los sectores y territorios puedan decidir cómo quieren organizarse. Al final, lo que se hace es quitar libertad a las empresas y a los trabajadores para organizar nuestro sistema de relación laboral.

Con las 37,5 horas pasa exactamente lo mismo. A través de la negociación colectiva ya se está llegando a esas 37,5 horas. Tenemos un marco de 40 horas, pero la media de la jornada laboral en España es de 38,4 y vamos tendiendo a esas 37,5 que se pretenden. Pero se está haciendo dónde, cuándo y cómo se puede.

P.- Explíqueme por qué reducir la jornad de trabajo y subir el salario mínimo interprofesional acaba resultando perjudicial para las empresas de este país.

R.- Porque, al final, es el Gobierno por decreto el que decide lo que va a ganar cada uno y las horas que va a trabajar cada uno. Va a ser catastrófico para la empresa más pequeña. Hablamos de un impacto negativo para la economía española de 23.000 millones de euros.

Pero también hay otra parte que resulta necesario considerar, que es la organizativa. Vamos a pensar, sobre todo, en la empresa más pequeña. Cualquier comerciante u hostelero que tenga uno o dos trabajadores no va a poder abrir su negocio el mismo número de horas. Es imposible gestionarse así. Y el aumento de los costes va a hacer que muchas empresas tengan que cerrar. Esto va a tener impacto especialmente en las empresas de menos de diez trabajadores, que ya están notando las diferentes medidas que está adoptando este Gobierno. Son medidas que van finalmente contra estas empresas, que son las más afectadas.

Los que peor pueden soportar estas medidas intervencionistas son los más pequeños. Todo esto supone un problema para el mantenimiento del estado del bienestar. La economía se sostiene sobre estas empresas.

Nos parece realmente preocupante. El de la negociación colectiva es un modelo que ha funcionado muy bien durante todo el periodo de democracia en España, que está recogido en la propia Constitución Española, que está contemplado en toda la legislación que nos hemos dado, que es el marco que internacionalmente se considera el más adecuado. No creemos que el Estado deba interferir. No cabe el intervencionismo en un modelo que funciona.

P.- ¿Qué puede ofrecer Ceuta al empresario español?

R.- El inversor que decida venir a Ceuta va a encontrar unas condiciones fiscales muy buenas. Y cumpliendo con la legalidad, porque esto no es un paraíso fiscal. A veces vemos cómo algunas empresas se trasladan fuera de España cuando en Ceuta tenemos grandes posibilidades: una calidad de vida maravillosa, una posición estratégica muy interesante y más ventajas de las que ofrecen esos lugares hacia donde se está yendo la gente. Aquí la actividad económica y los ingresos se quedan en España.

P.- Recientemente, las confederaciones de empresarios de Ceuta y Melilla fueron recibidas por Felipe VI. La fotografía del acto que se remitió a los medios de comunicación resultaba inquietante: de la treintena de personas que posaban en la imagen solo tres eran mujeres. ¿Dónde estás las mujeres empresarias? ¿Por qué siguen estando infrarrepresentadas? ¿Por qué siempre hay más hombres que mujeres en las fotografías?

R.-Yo estoy encantada de tener la oportunidad de ser la primera mujer que presida Cepyme, una gran organización empresarial de carácter nacional. Llevo ya diez años presidiendo la CEOE de Valladolid. Aquí en Ceuta tienen también a Arantxa Campos, una mujer fantástica, presidiendo la CEOE. Cada vez somos más. Estamos llegando con absoluta normalidad a esos puestos. Hay mucho camino por recorrer todavía. Pero quiero poner de relieve cómo la empresa española está normalizando cada vez más esta situación. Estamos en el camino, en el buen camino.

Yo tengo el apoyo de una gran mayoría de hombres que me van a votar en este proceso electoral. En la CEOE de Valladolid también me ha votado una gran mayoría de hombres. Probablemente, esa foto a la que usted se refiere ya no será así dentro de unos años. Habrá más mujeres.

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