Javier Barceló, pregonero 2025: “El Rocío es el cristianismo en todos los sentidos”

ROCÍO 2025

El ceutí que dirige el coro de la Hermandad estará a cargo de anunciar la llegada de una nueva romería rociera este domingo a las 12:30h en la Parroquia de Santa Teresa

FOTO CEDIDA
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A Francisco Javier Barceló Salas le gustaría que, al finalizar su pregón, el XXXVIII del Rocío de Ceuta, los hermanos abandonen la Parroquia de Santa Teresa sintiendo que han oído el relato de “un Rocío”. Este domingo se colocará frente a los ojos de su comunidad para anunciar la llegada de una nueva romería, que para él será la décima. El director del coro de la Hermandad del Rocío de Ceuta y pregonero 2025 se adentró en la fe a la Blanca Paloma en 2013 y desde entonces no se ha podido “desenganchar”. Este año aceptó el “reto” de suceder a su amigo Adán del Campo e intentará, al menos, trasladar a quienes le oigan a la aldea onubense cuando llega Pentecostés.

“Lo primero que se me pasó por la cabeza fue: yo no soy capaz de hacer un pregón”, confiesa Barceló en una entrevista concedida a El Pueblo de Ceuta dos días antes del domingo, cuando, a las 12:30 horas, tras la Función Principal de Instituto, declame el texto que ha continuado vivo hasta el último momento. “El pregón lo terminaré de escribir el mismo domingo, porque cada día me voy acordando de cosas que me gustaría que apareciesen”, relata. Para el ceutí, el pregón rociero ha sido “un reto” desde que fuera consciente de que este año era su turno, algo que intuía desde tiempo atrás.

Era octubre cuando recibió la llamada en la que el hermano mayor, José María Sánchez, le hizo la propuesta. Tuvo que aguardar dos semanas hasta que le dio su respuesta. “Al final me va a tocar. Si no el año pasado, este. Y le dije que sí”, narra. Sus dudas tenían el nombre de Adán, el pregonero de 2024, quien “dejó el listón bastante alto”. A esto se le sumaba su timidez. “Yo soy una persona escueta en palabras y me ha resultado un poco difícil”, reconoce, para después garantizar que, al final, como resultado de su “tiempo” y esfuerzo, tiene “un pregón bastante personal”, que, al menos, cumple con el principal objetivo de los pregones: “anunciar lo que viene”.

FOTO CEDIDA
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De lo que viene tiene Barceló más ganas que nunca. Desea enfrentarse ya al atril, “sacar fuera” todo lo que ha plasmado en su pregón y, acto seguido, centrarse en la romería, que se celebrará entre el 4 y el 9 de junio. “Esos son otro tipo de nervios distintos. Son más bonitos”, apunta. Esos “nervios” de los que habla, los previos al domingo, que caminan de la mano de la presión, no aparecieron desde el principio. Se quedó “sorprendido” de sí mismo al comprobar que, tras recibir la noticia, no se sentía presionado, pero la tranquilidad no duró demasiado. “En los últimos días, con los ensayos del coro y el montaje de los cultos ya sí que los nervios me comen”, admite.

No es de los que mantiene en secreto el contenido del pregón hasta el día de pronunciarlo. Javier Barceló ha pedido consejo constante a sus allegados, entre ellos, algunos de los antiguos pregoneros, como Adán del Campo o José María Sánchez. “Me gusta escuchar todas las versiones. A lo mejor, alguna de ellas da en el clavo, es lo que necesitaba escuchar para plasmar la idea que tenía al principio”, explica. El pregón estará lleno de anécdotas y vivencias suyas relacionadas con el Rocío. En resumen, “está orientado a contarle cómo es el Rocío a alguien que no ha ido nunca".

El ceutí llegó a la hermandad en 2013, tras coincidir con sus miembros durante un viaje al Rocío que realizó con la Diócesis, cuando las Jornadas Pastoral Juvenil. “Volvimos a mediados de julio y en agosto estaba en la caseta de la hermandad y en septiembre en el coro. Fue todo muy seguido. Desde entonces ya no me pude desenganchar”.

Desde su primer camino ha cumplido con la peregrinación cada año que ha habido romería. Y “siempre que ha habido algo extraordinario”, ha acudido “al 95% de los actos”. La de 2025 será su décima romería. Lleva cuatro por el coto, dos por los tarajales y, las demás, por el camino de la Virgen, los llanos. “El rocío para mí es una de las experiencias que yo considero que cualquier persona que cree y que sea un poquito mariana debería de vivir”, comienza a resumir.

Para Barceló, ir al Rocío es “como ir de viaje con tu familia de 70 personas”. A las emociones y experiencias del camino se suma la convivencia de hermandad, que se prolonga durante todo el año. “Se estrechan muchos lazos al pasar tantas horas juntos, ya sea de penitencia, de gloria, con el montaje, la limpieza de los pasos y tal. El Rocío es tan intenso porque tienes los preparativos, la limpieza, la organización, y tienes después nueve días de convivencia codo con codo con todo el mundo”, resume.

En la romería cree el joven que se conjugan la alegría y la fe como en ningún otro evento cristiano: “la infinidad de rosarios que se rezan, las misas, el folclore, la tradición, los cantes, la guitarra, los bailes, la convivencia”. “El Rocío es el cristianismo en todos los sentidos: el compartir, ayudarse, convivir.. Todo”.

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