Digmun imparte clases a más de 15 menores sin escolarizar

El proyecto Integra2, financiado por la Fundación Educo, acoge a los niños que, aún residiendo en Ceuta, no pueden ser empadronados en la ciudad

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La Asociación por la Dignidad de las Mujeres y los Niños continúa atendiendo a los menores que no pueden ser escolarizados. Si hace unos años lo hacía a través de fondos propios, desde 2011 la labor se desarrolla gracias a la financiación que aporta la Fundación Educo, una ONG catalana de cooperación global para el desarrollo que lleva desde hace 25 años realizando proyectos a favor de la infancia y de sus derechos. Uno de ellos, y quizás el de más relevancia, el de recibir una educación equitativa y de calidad.

En la ciudad autónoma continúan existiendo menores que, por diferentes circunstancias personales y aún residiendo en Ceuta, no pueden ser empadronados. Una situación de vacío que Digmun lleva tratando de paliar desde hace muchos años, “yo pienso que vengas de donde vengas, todas las personas tienen la misma dignidad y más si se trata de un menor”. Así lo cree Pilar Alba, coordinadora de los proyectos que actualmente está desarrollando la Asociación por la Dignidad de las Mujeres y Niños, “no me cabe en la cabeza que en una ciudad española un menor no pueda tener derecho a la educación y a poder ser feliz aprendiendo”.

Proyecto Integra2

Digmun mantiene su compromiso de ayuda a estos menores ofreciéndoles la posibilidad de recibir clases de lunes a viernes y en horario de mañana. Gracias, además, a que el Centro Cultural Al Idrissis cede de manera gratuita las dos aulas que actualmente se utilizan para la impartición de distintas materias.

Según explica la coordinadora de proyectos de Digmun, ahora mismo una de las aulas alberga a siete menores. En la otra hay alrededor de 12 niños, con edades comprendidas entre los seis y los quince años.

La selección de los alumnos es realizada por la Asociación por la Dignidad de las Mujeres y los Niños siguiendo criterios como el de la situación familiar de cada uno de ellos. La edad también se tiene en cuenta ya que el proyecto no admite a menores de seis años. Tampoco a niños que vivan en Marruecos, a pesar de que algunos de ellos sí han residido en el país vecino durante un tiempo por lo que, en algunos casos, sí han disfrutado de algún periodo de escolarización.

A menudo son los progenitores, atraídos por el ‘boca a boca’ los que acuden a la sede de Digmun pidiendo información acerca de esta alternativa de escolarización.

Distintos niveles

Una de las peculiaridades de las clases es que estas pueden llegar a albergar a menores con niveles educativos muy diversos puesto que algunos de los asistentes conocen perfectamente la lengua española. Otros tienen más dificultades aunque ninguno de ellos sufre graves problemas de comprensión lo que alivia el trabajo de las profesoras.

Las tareas de estas docentes vienen marcadas por la necesidad de paliar la deficiencia de aprendizaje de los participantes de Integra2 y que los menores aprendan no sólo contenidos curriculares sino también hábitos de estudios e, incluso, habilidades sociales, “este proyecto sirve como inserción social”.

Sin embargo, existe un vacío legal con los adolescentes mayores de 15 años que no pueden acceder a estas clases. A ellos, asegura la coordinadora de proyectos de la Asociación por la Dignidad de las Mujeres y los Niños, se les trata de ofertar otras posibilidades y recursos para que accedan a la formación. Una de estas alternativas es la de acudir a las propuestas que desarrolla el Polifuncional del Príncipe, “por el momento no es posible ampliar el proyecto ya que es la Fundación Educo la que nos marca las pautas a seguir”, reconoce Alba.

La labor de la Asociación por la Dignidad de las Mujeres y Niños no se detiene ahí ya que, al margen de las clases, se trata de tener frecuentes contactos con los padres, “esto es igual de importante y las profesoras de Integra2 suelen tener muy buena relación con ellos y se comunican a menudo, los padres deber estar al día de los progresos y de la formación de sus hijos”, afirma Alba. En la actualidad, hay dos docentes contratadas aunque el proyecto puede completarse con una profesora perteneciente al Plan de Empleo y una cuarta que realiza labores de voluntariado.

Precisamente esta cuestión es también determinante para el buen desarrollo de estas clases, “muchas veces el número de plazas depende del número de voluntarios”, precisa la coordinadora de proyectos de Digmun, “tenemos constancia de que hay muchos más menores sin escolarizar aunque algunas veces acceder a las clases no depende de las vacantes sino del nivel de dificultad.

Al margen del proyecto Integra2, la Asociación por la Dignidad de las Mujeres y los Niños continua manteniendo otras iniciativas que han logrado mejorar la vida de muchas personas. Una de ellas, el programa de alfabetización a mujeres que acuden a las aulas que, también de forma gratuita, ofrece el Instituto Puertas del Campo.

Las reclusas del Centro Penitenciario de Los Rosales también tienen la posibilidad de beneficiarse de otro de los proyectos diseñados por la entidad y destinado a fomentar las habilidades sociales. Proyectos para el presente y el futuro de una entidad que no ha dejado de crecer en los últimos años.

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