Lo importante es dónde acaba el presupuesto
El proyecto de presupuestos se aprobó ayer de manera inicial como estaba previsto: por la mínima con los trece votos del PP y los doce en contra del resto de grupos de la oposición. A pesar de las críticas, que son de esperar, la realidad es que estos presupuestos se encuentran en la senda de la recuperación tras unos años de ajuste y de recortes en los que el gasto se ha visto congelado y muchos proyectos paralizados.
Sin embargo, eso no supone una justificación para el hecho de que varias de las inversiones previstas en los últimos años no se hayan llevado a cabo. El Gobierno es consciente de ello aunque sus explicaciones poco o nada han convencido a la oposición o a la opinión pública. Y es que, ya suena a antigua cantinela proyectos como el de construir una pista deportiva. Los ciudadanos toman con sorna que esta se vaya a realizar y esto, cuanto menos, debe preocupar al Gobierno. No obstante, el Ejecutivo tiene este próximo año la oportunidad de enmendarse llevando a cabo todos los proyectos que contempla en el presupuesto que, además de generar empleo y mejorar la dotación de la ciudad, o su imagen, suponen la reafirmación de que la situación comienza a mejorar.
Además de las inversiones, los fondos destinados a ayudas sociales son otro de los aspectos que mayor análisis y críticas despierta. Desde el Gobierno entienden estos presupuestos como garantistas de los servicios sociales y cifran en 60 millones el montante dirigido a fomentar la cohesión social mientras que desde la oposición aluden a que el presupuesto de Asuntos Sociales apenas es de diez millones de euros.
Y esta es la muestra de que los números, que a priori parecen objetivos, son fácilmente manipulables en pos del objetivo que se consigue. No obstante, no hay que perder de vista que lo importante no es de dónde proceda el dinero si no a quién llega. Y parece que, esos 60 millones, tienen el destino adecuado.