¿Por qué me gusta el Coaching?
Ayer volvía a una de mis reflexiones de esas que me llevan a rumiar mi realidad y me ayudan a recolocar lo que elija en cada momento ¿por qué hago lo que hago?
Y me surgían varias preguntas paralelas ¿me gusta el Coaching porque me dedico a ello o me dedico a ello porque me gusta?, ¿por qué Coaching y no cualquier otra técnica?
Después de algunos años de experiencia en el mundo del crecimiento personal, creo que puedo decir que, llevada por la curiosidad, he sido buscadora, buscadora de recursos, de herramientas, de técnicas.
Y, a lo largo de esa búsqueda, es verdad que me he metido en algún que otro “sarao”, desde lo más técnico a lo más abstracto, pasando por distintos niveles de feeling o afinidad dependiendo del recurso que he ido encontrando a lo largo de ese camino.
Recuerdo que cuando inicié mi propia búsqueda, esa que le da sentido a tu vida, tenía muchas preguntas sin respuesta, y las respuestas que me llegaban desde distintos lugares no terminaban de contestar mis dudas.
A través de este recorrido, he ganado en experiencia, he incorporado lo que me ha parecido sano y útil y he desechado lo que no resonaba conmigo.
Y, ¿por qué me gusta el Coaching?
Fundamentalmente me gusta porque es una herramienta potente de auto conocimiento, porque es una técnica absolutamente aséptica, y porque ayuda a la persona a salir de un proceso de Coaching reforzada, con un mayor nivel de autoestima, seguridad y consciencia de sí misma y su realidad.
Me gusta porque se basa en la confianza absoluta en la capacidad del cliente de encontrar sus respuestas y conseguir sus objetivos.
Me gusta porque el papel del Coach es totalmente secundario, porque quien importa es siempre el cliente.
Me gusta porque te “obliga” a trabajar desde la humildad de que tú, como Coach, no haces, solo acompañas, y aquí prima la regla del “menos es más”.
Me gusta porque no necesita de “maestros” ni “gurús”, porque le devuelve a la persona su capacidad innata para conducir su vida como elija conducirla.
Me gusta porque su efecto no se limita al proceso o al momento en que se pone en práctica, sino que deja un poso de capacidad y confianza que permanece mucho más allá acompañando a la persona en cualquier momento que lo necesite.
Me gusta porque me mantiene con los pies en la tierra, consciente de lo sano que es para mí colocarme periódicamente en la silla del cliente, trabajando mis propios procesos, sin pensar que no lo necesito, o que ya sé todo lo que tengo que saber.
Me gusta porque marca muy bien los límites entre lo que es “coacheable” y lo que no.
Y sobre todo me gusta, porque hace mucho tiempo que aprendí que las herramientas válidas son las que te fortalecen y te hacen más libre y más independiente.
Respira, sonríe y vive
* Coach Profesional Certificada por Asesco CPC 10686
www.centroglobal2.es