Ceuta dice adiós al Picudo Rojo tras cinco años sin infecciones

SOCIEDAD

La plaga, detectada en 2009 y que afectó a 201 palmeras en Ceuta, ha sido controlada gracias a la estrategia de lucha diseñada y dirigida desde Obimasa

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Ceuta ha dicho adiós al Picudo Rojo. Ese escarabajo que se convirtió en un dolor de cabeza para el área de Medio Ambiente y en una seria amenaza para las palmeras de la ciudad, no se ve desde hace años gracias a la lucha que se emprendió contra esta plaga desde la Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad, con el apoyo técnico de Obimasa. Y es que, el año 2017 y el primer semestre de 2018 se han cerrado sin indicios de infestaciones o afección de palmeras por la grave plaga conocida como Picudo Rojo (Rhynchophorus ferrugineus), lo que supone un elevado nivel de efectividad en la estrategia de lucha adoptada en Ceuta contra este agente nocivo.

Una de las claves de este éxito es el hecho de que la estrategia integrada de control ha sido dirigida y ejecutada en su totalidad por la Consejería de Medio Ambiente, al haberse declarado de utilidad pública en Ceuta la lucha contra esta plaga y establecerse la obligatoriedad de realizar dicha lucha de manera colectiva directamente por la administración. Así, todas las actuaciones contempladas en los proyectos de lucha contra el picudo se efectúan de forma homogénea y estandarizada, consiguiendo que alcancen a la totalidad de las palmeras de Ceuta, con independencia de quienes sean sus propietarios. Otra cuestión de suma importancia para evitar la propagación y persistencia del picudo en la ciudad ha sido la adecuada aplicación de medidas profilácticas en las operaciones culturales sobre palmeras (podas, trasplantes, talas, eliminación de infrutescencias, etc.).

El Picudo Rojo o “curculiónido ferruginoso de las palmeras” es un escarabajo (coleóptero) de la familia de los gorgojos (Curculionidae) de gran tamaño y llamativo color anaranjado. Esta especie plaga invasora, originaria del sudeste asiático, se detectó por vez primera en España en 1995 (costa granadina) y desde entonces se ha difundido por gran parte del territorio peninsular, incluido Portugal, y simultáneamente se ha extendió por la práctica totalidad de la cuenca mediterránea. Su dispersión ha generado y genera en la actualidad cuantiosas pérdidas económicas y patrimoniales, materializadas en la muerte de cientos de miles de palmeras canarias y datileras.

Seria amenaza

En Ceuta, esta especie fue detectada en 2009, cuando se efectuó la declaración oficial de la existencia de dicha plaga y se declaró de utilidad pública la lucha contra la misma. Durante los años 2010 y 2011, el Picudo Rojo provocó la muerte, y la consecuente tala, de 174 palmeras canarias, con una fuerte y rápida incidencia en la ciudad, de manera que la totalidad de las palmeras de Ceuta, cifradas actualmente en 3.300 (de ellas, unas 1.750 son palmeras canarias y datileras, las de mayor susceptibilidad de ataque por picudo) se veían seriamente amenazadas.

Asimismo, otros 21 ejemplares fueron objeto de saneamiento mecánico o cirugía terapéutica, técnica novedosa y muy especializada adoptada desde marzo de 2011, lo que las salvó de la muerte y actualmente se encuentran totalmente recuperadas. En total, se vieron afectadas por el Picudo Rojo 201 palmeras, de las que 174 se destruyeron. La última infestación de un ejemplar de palmácea (palmera canaria) en territorio ceutí data de noviembre de 2012. No obstante, ha sido necesario continuar de forma periódica con los tratamientos fitosanitarios preventivos (principalmente con agentes biológicos), para un efectivo control del agente nocivo.

Es especialmente destacable, en el año 2017 y lo transcurrido de 2018, la total ausencia de capturas de individuos de picudo rojo en la batería de trampas de feromonas, un total de 24 estratégicamente distribuidas, cuya misión es monitorizar la plaga en Ceuta. Estas trampas proporcionan datos muy valiosos sobre la evolución y tamaño de la población del agente nocivo, así como de los periodos anuales de vuelo (máxima actividad de los adultos), de forma que actúan como “estaciones vigía” de la presencia, abundancia y distribución espacial de la especie a lo largo del año. Lógicamente, el trabajo con las trampas se completa con la vigilancia directa, sistemática y continuada del estado fitosanitario de la totalidad de las palmeras de Ceuta mediante examen visual directo.

De esta forma, se concatenan cinco años y medio (2013 a 2018) sin infestaciones de palmeras en Ceuta. Asimismo, desde 2015 hasta la actualidad no se han detectado adultos en vuelo. En la práctica, esto supone un muy elevado control de la plaga y una importante efectividad de la estrategia de tratamiento y lucha adoptada por la Consejería de Medio Ambiente y Obimasa. Los trabajos de lucha y control de la plaga son ejecutados, desde el año 2009, por Tragsa, bajo la dirección técnica y estrategia de lucha diseñada por Obimasa, y con la colaboración financiera del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Casi 7.000 tratamientos

En 2017 se efectuaron en torno a 6.800 tratamientos biológicos preventivos en palmeras datileras y canarias. Estas aplicaciones fitosanitarias se repartieron en varios ciclos de tratamientos completos durante el ciclo anual, esto es, cada palmera del género Phoenix (canarias, Ph. canariensis, y datileras, Ph. dactylifera) recibió cuatro tratamientos, todos ellos exclusivamente con agente biológico, totalmente inocuos para las personas y el Medio Ambiente, siguiendo un calendario adaptado a los periodos de actividad de adultos y picos poblacionales de la especie plaga. En 2018, habida cuenta de la nula detección de indicios de la existencia de Picudo Rojo en Ceuta en las últimas anualidades, los tratamientos preventivos se redujeron a dos ciclos anuales, habiéndose concluido el primer ciclo, sobre un total de 1.750 palmeras del género Phoenix.

En definitiva, durante 2017 y lo transcurrido de 2018 se ha consolidado la tendencia de inexistencia del Picudo Rojo en Ceuta constatada en las cuatro anualidades anteriores, de forma que en el transcurso de los tres últimos años no se han detectado indicios de la presencia del agente nocivo.

No obstante, dada la estratégica situación de la ciudad y su carácter fronterizo, con elevado volumen de tránsito de personas y mercancías, es absolutamente necesario continuar con las labores de control, vigilancia y seguimiento del estado fitosanitario de las palmeras de la ciudad, así como los tratamientos fitosanitarios preventivos en términos mínimos, al objeto de preservar el valioso patrimonio verde e indudable elemento identitario del paisaje urbano que constituye el palmeral ceutí.

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