Las denuncias falsas

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El Juzgado de Instrucción número 5 ha dictado auto de sobreseimiento provisional de la causa abierta contra el maestro del colegio ‘Ciudad de Ceuta’, Claudio Tinoco, por presuntos abusos a una menor. Atrás quedan meses duros y una estampa que a todos dejó conmocionados aquella tarde de febrero, con la Plaza de los Reyes llena hasta la bandera en apoyo a Tinoco y otro compañero que también había sido detenido por los mismos motivos días antes. Siempre se ha dicho que la presunción de inocencia debe ser respetada hasta que se demuestre lo contrario, pero además, en este caso la ciudad de Ceuta en su mayoría respaldó al docente, una buena persona, cercana, profesional, siempre pendiente de su alumnado y conocido también por su pasión por el deporte.

Además, este caso ha vuelto a poner en plena actualidad la polémica entorno a las denuncias falsas que destrozan a personas y familias, además de manchar la imagen y carrera profesional del denunciado. No son pocas las voces que reclaman ahora una actuación contundente contra la familia denunciante para la restitución del honor mancillado con su denuncia. El gravísimo ataque que padece el honor de un hombre que es víctima de una denuncia falsa por abusos sexuales a una menor supone un grave estigma. Sin embargo, la Justicia razona como razona y nos encontramos, en la mayoría de veces, ante una colisión jurídica entre el derecho al honor del denunciado y el derecho-deber de proteger a la menor frente a posibles ataques sexuales, es decir, si quien denuncia falsamente no actúa de mala fe y no tiene previa conciencia de tal falsedad, habrá que concluir que su derecho-deber de denunciar prevalece sobre el derecho al honor.

Así queda resuelta la mentada colisión de derechos. Y es precisamente ahí donde surge la polémica: ¿no debería estar más protegido el denunciado falsamente?, ¿alguien se imagina que una denuncia falsa de este cariz puede en realidad hacerse sin mala fe y nada más que por una sospecha que no se somete a un mínimo escrutinio? Sin comentarios. Dejémoslo estar, no vayamos a ser nosotros los que ahora hagamos afrenta al honor de alguien.

Como bien denunciaban desde la Comunidad Educativa, los docentes están cogidos de pies y manos ante una denuncia de este tipo, sea verdadera o falsa, porque automáticamente pasan a ser detenidos y llevados a los calabozos. Es hora también de proteger más a los profesores y a aquellos profesionales que se dedican al mundo de la enseñanza, porque ante situaciones de este tipo tienen todas las de perder con todo lo que ello conlleva. Se destroza a la familia, compañeros, amigos, además de manchar la imagen y carrera profesional del docente denunciado que sea culpable y inocente queda señalado, generando un mar de dudas hasta que la justicia se pronuncia. Ahora se ha dado un paso importante con el sobreseimiento provisional de la causa, aunque habrá que esperar hasta ver si la familia denunciante recurre en estos cinco días. Lo que no cabe ningún tipo de duda es de la enorme desprotección que tienen los docentes y prueba de ello es esta situación vivida en marzo por partida doble. Por eso, tal vez es buen momento para mover los hilos y presionar de cara a modificar el Código Penal, pues es mucho el daño que se genera con denuncias como esta.

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