Beber el agua que necesitamos, una lección básica para cuidar nuestra salud
DÍA MUNDIAL DEL AGUA
Las autoridades sanitarias recomiendan beber entre 1,5 y 2,5 litros de agua potable al día para mantenernos bien hidratados y cuidar nuestro organismo
No es el coronavirus el que ha hecho que sepamos que el agua es fundamental para presevar nuestra salud, llevamos desde siempre escuchando que hay que beber unos 2 litros de agua al día para estar sanos. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), es recomendable beber entre 1’5/2 litros de agua al día. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) es mas explícita ya que establece el consumo de 2,5 litros de agua al día para la población masculina adulta y de 2 litros diarios de agua para la población femenina adulta, mientras que para los jóvenes de 9 a 13 años, el consumo recomendado es de 2,1 litros/día para los niños y 1,9 litros/día para las niñas.
Pedro Alamillos, del Servicio de Medicina Preventiva del HUCE, explica que “el agua nos mantiene hidratados preservando las funciones fisiológicas de nuestros órganos vitales, de nuestros músculos y de nuestras mucosas, facilita el riego sanguíneo ya que constituye el 83% de la sangre, además interviene en la regulación de la temperatura de nuestro cuerpo y ayuda a eliminar por la orina y las heces verdaderas toxinas del organismo”.
En este sentido, Guillermo Choquet, gerente de la Clínica HC Ceuta, destaca que “el patrón básico general sería tomar 8 vasos de agua diariamente, pero podemos tomar una consideración como multiplicar tu peso x 35, y se obtendría la ingesta necesaria en mililitros de agua que tu cuerpo necesita. Esta cantidad es necesaria para que tu cuerpo no se deshidrate, y pueda llevar a cabo sus actividades normales, ya que el tener una deshidratación leve nos resta energía y nos hace sentir cansados”. Así, como medidas de precaución básicas asociadas a la falta de hidrartación, desde la Clínica HC Ceuta aconsejan “beber de 2 a 3 litros de líquido al día de manera continua y en pequeñas cantidades”, especificando que si se realizan actividades y esfuerzos físicos notables, conviene aumentar estas cantidades y vigilar las pérdidas excesivas de líquido a través del sudor”. Además, es importante “llevar siempre a mano una botella de bebida que nos recuerde la necesidad de beber y no confiar únicamente en la sensación de sed ya que suele aparecer cuando existe cierta deshidratación”.
Se pueden beber variedad de bebidas: agua, infusiones, refrescos, zumos, lácteos, etc. “El sabor de las bebidas ayuda a beber lo necesario y también es aconsejable ingerir alimentos ricos en agua (frutas, verduras y hortalizas), evitando el consumo de bebidas alcohólicas, tienen efecto diurético y deshidratan”. También, apunta, en épocas de calor intenso hay que aumentar el consumo de líquidos, mantenerse en un ambiente fresco y ventilado y es importante vigilar la adecuada ingesta de líquido de los más vulnerables a la deshidratación (ancianos, deportistas, trabajadores al aire libre, etc.).
Aunque también puede ser contraproducente beber en exceso, como indica el doctor Alamillos, “el beber mucho más líquido del necesario en un corto periodo de tiempo provoca un exceso de hidratación, es decir una hiponatremia súbita o descenso rápido de los niveles de sodio en sangre pudiendo ocasionar náuseas, desorientación, fatiga, dolor de cabeza y, en casos extremos, llevaría a la muerte. ¿Cuánta agua es demasiada para beberla?, depende de la actividad física que realice, de su peso y estatura, del sexo y de la perdida de agua por la alta temperatura ambiental, de la persona. Como norma general podemos aceptar que beber mas del 50% de la cantidad considerada aceptable por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA)”.
La deshidratación causa problemas de salud
Desde el Servicio de Medicina Preventiva del HUCE, indican que “el no beber suficiente agua y de calidad provoca, por un lado si su bebida es insuficiente sequedad de piel y de mucosas, estreñimiento, infecciones orina, dolor de cabeza, visión borrosa, fatiga, calambres, e incluso pérdida de memoria, de concentración, confusión mental que impide realizar primero esfuerzos físicos, o ejercicios continuados y mas adelante las tareas cotidianas de la vida. Esto además se agrava en trabajo o en climas de elevada temperatura ambiental sin las debidas medidas de protección. Si el agua no es de calidad provocará un gran número de enfermedades dependiendo de su tipo de contaminación, según sea esta biológica, física o química”. Además, Choquet añade que “el agua contaminada puede transmitir enfermedades como la diarrea, el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea y la poliomielitis”.
¿Agua del grifo o embotellada?
Ante la cuestión de si es más conveniente para nuestra salud beber agua del grifo o embotellada, el doctor Alamillos apunta que “da igual, mientras sea de calidad y en cantidad suficiente”. En este sentido, el gerenete de HC Ceuta, apunta que con este tema se “abren multitud de debates en la ciudadanía, y de ello se pueden sacar múltiples conclusiones”. En este sentido, Choquet destaca que “existe una red pública de calidad en España, y partiendo de esta base, la elección básicamente vendrá precedida por el sabor, ya que el agua embotellada garantizará una menor cantidad de cal y por tanto su sabor nunca variará”. Sin embargo, en nuestro país, “por motivos económicos y ecológicos, lo más recomendable seria usar agua del grifo y dejar el agua embotellada para casos estrictamente necesarios, aunque está claro que el consumidor siempre tendrá la última palabra”.
Los sanitarios apuestan por inculcar los buenos hábitos desde los colegios
Julián Domínguez, Jefe de Medicina preventiva del hospital, indica que hay que “inculcar a todos que hay que beber el agua que necesitamos, ni más ni menos, teniendo en cuenta nuestra edad, sexo, actividad física y, temperatura ambiental y que hagamos caso de nuestro organismo cuando nos avisa que necesitamos hidratarnos cuando sentimos la sensación de sed”.
Una de las mejores maneras de inculcar los buenos hábitos saludables es introduciendolos desde la infancia, por eso se podría contribuir desde los centros educativos “formando al profesorado acerca de la importancia de una hidratación suficiente y de calidad y capacitarlos para detectar la mala o baja hidratación en sus alumnos”, señala Domínguez, además de “informando a alumnos y a través de ellos a sus familias en la importancia de una hidratación suficiente y con agua de calidad”.
Por su parte, Guillermo Choquet, gerente de la Clínica HC Ceuta también apuesta por “llevar a cabo un plan de buenos hábitos de hidratación”, como “tener en las aulas dispensadores de agua, ya que al verlo, te entrará ganas de beber, y tomar así mayor cantidad de agua, haciéndose un hábito y extrapolándose a los hogares de cada uno”. Además, también proponer “tener igualmente fruta variada, ya que aportan también una gran cantidad de agua a nuestro organismo, y se tendría a la vez una dieta equilibrada. Y por último, adaptar la ropa al tiempo, ya que según qué ropa, ayudará mejor a evitar el sudor, y asimismo, tener una mejor hidratación”.