Olga Chaves: “En España, una jugadora de fútbol tiene que tener otro trabajo o no subsiste”
DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
Esta ceutí es la ganadora del Premio Vivencias 2022 de Podemos Ceuta por ser un referente del deporte ceutí, además de ser ejemplo de la lucha en pos de la igualdad desde los valores deportivos y los que ella misma transmite

Cuanto antes se empiece, siempre es mejor. Esto es aplicable en muchos aspectos de la vida o para cualquier diciplina deportiva, artística o a nivel idiomas. Esto es algo que tiene muy claro la deportista y docente ceutí, Olga Chaves, quien ha sido galardonada con el Premio Vivencis 2022 de Podemos Ceuta por ser, precisamente, un referente en el deporte de nuestra ciudad.
“Lo cogí tarde, por eso invito a las niñas a que empiecen cuanto antes. Si empiezas tardes, se pierden muchas cosas”, señala Olga. Esta ceutí ha practicado muchos deportes a lo largo de su vida y ahora, aunque con más moderación debido a sus lesiones y sus siete operaciones de rodilla. “Ya el deporte lo hago con cabeza”, asegura. Olga empezó con el judo, su deporte estrella, pero también ha practicado padel, voley y fútbol, además de participar en carreras que la ayudan a mantenerse en forma.
El judo, como ella misma asegura, es su “deporte rey” y tanto es así, que hasta lo lleva tatuado. “Me marcó”, confiesa. Pero, también sentía inquietud por el fútbol, ya que antes de llegar a sus entrenamientos de judo, con el judogi y todo, se mentía con los niños de su calle a jugar al fútbol, sabiendo que esto iría seguido de una regañina de su madre. “Era lo poquito que hacía en la calle. Nunca tuve un entrenado, ni tuve la posibilidad de estar en un equipo base”, comenta.

Esa oportunidad, sin embargo, le vendría más adelante, a raiz de sus estudios de magisterio y, a nivel un poco más profesional, con su traslado a Sevilla por motivos de trabajo. El fútbol es un deporte que requiere técnica y “ahora ves a las niñas que hacen esas cosas”, pero que tienen que seguir trabajando y esforzándose. Olga, entre otras deportistas femeninas de nuestra ciudad, han ido abriendo el camino a esas futuras generaciones de mujeres deportistas ceutíes que vienen pisando fuerte. Y que ahora, son ellas las que tienen que “coger el testigo de esas mujeres luchadoras que siempre están intentando que todo sea igual para hombres y mujeres”, afirma.
Y es que, iniciarse en el deporte para Olga “no ha sido fácil”, sobre todo, en Ceuta. Esta ceutí, en alguna que otra ocasión, tuvo que competir por Cádiz, incluso, por Andalucía “porque había muchas trabas”, en cuanto a judo se refería. Pero toda esta situación está cambiando a pasos pequeñitos, pero está cambiando. Ya no sólo en Ceuta, sino a nivel nacional y mundial. “Ha cambiado muchísimo, pero está empezando a cambiar. Esto tendría que haber empezado hace muchos años y hay que seguir”, señala.
"Si quieren ser futbolistas, que lo demuestren, no podemos exigir y no dar lo que hay que dar"
Es verdad que se han conseguido muchos, pero Olga es de las que piensan que hay que seguir luchando, primero nosotras, pero también los hombres. “Aquí en Ceuta yo tengo más amigos que me ayudan, más que chicas”, no duda en indicar. Por ejemplo, la Federación de Fútbol de Estados Unidos y la selección femenina del país han culminado su disputa salarial y tendrán el mismo sueldo que el combinado masculino. “No han conseguido nada extra, es lo que tiene que ser. Igualmente exponen sus piernas, se sacrifican en sus entrenos y todo y aquí en España, una jugadora de fútbol tiene que tener otro trabajo o no subsiste”, puntualiza.
En nuestro país, por el momento, “hemos conseguido el tema de la maternidad, que nos mantengan la ficha en los equipos” y, aunque se han “avanzado en muchas cositas” esta ceutí espera que lo ocurrido en EEUU sea “el espejo en el que nos tenemos que mirar y seguir luchando”. Para ello, mientras son niñas, Olga solo les pide que disfruten “y que sean lo que quieran ser”, y si, por ejemplo, quieren ser futbolistas “que lo demuestren, que trabajen, porque no podemos exigir si después no vamos a dar lo que realmente hay que dar”, destaca.
Muchas son las niñas ceutíes las que practican este deporte en categorías bases junto a niños, porque en nuestra ciudad hay “mucho trabajo por delante” en este aspecto. Es por esto que Olga señala que se ha de dar “mucha tralla en los colegios” para que esas niñas empiecen a encontrar su hueco. Los niños, por su parte, cuando ven que alguna de sus compañeras “juega bien en el campo” las ven como iguales, porque si ven que “le están haciendo la competencia, entran fuerte, porque lo he vivido con niñas y en los recreos”, comenta.

Esta es la mejor forma para demostrar que saben jugar y no como se ha podido ver en muchos vídeos de las redes sociales, en los que jugadores profesionales se han disfrazado de chico para mostrar su valía. Sobre esto, Olga opina que se pueden ver dos visiones diferentes. Por un lado “para que vean y que se quiten ya la venda, viendo lo que hay”. Por otro, que puede ser un perjucio “que se ha tenido que vestir de chico para demostrar y no debería ser así”.
Premio Vivencias
Este lunes, Olga ha recibido el Premio Vivencias 2022 de Podemos Ceuta. Para ella “fue una sorpresa muy grande”, asegura a EL PUEBLO, ya que no esperaba algo así. Es más, ha confesado que “se me saltaron las lágrimas”. Esta ceutí de 48 años, con una larga trayectoria deportiva, ha agradecido mucho este reconocimiento porque, aunque, como según ella confirma “estoy acostumbrada a los premios y siempre los he acogido con sorpresa”, pero el hecho de que vean sus esfuerzos durante tantos años “es muy bonito”.
"Lo que me ha dado el judo, no me lo ha dado ningún otro deporte"
Ahora tendrán que pasar unos días para poder disfrutar del todo de este galardón. “Me pongo muy nerviosa cuando me los dan, pero cuando pasa todo, es cuando realmente empiezo a disfrutar, porque me acuerdo de todo lo que he hecho y eso me da fuerza para no rendirme nunca”, explica. Esa fuerza, al igual que los signos de judo, es algo que lleva en su piel, tatuado, para recordarlo siempre.
Primer tiempo: judo
Olga empezó en el judo siendo una niña, con tan solo siete u ocho años. “Me acuerdo que iba con mis trencitas”, rememora esta ceutí, quien acudía al actual ‘José Acosta’ a entrenar. Sin embargo, no tenía con quien competir. “Competía contra chicos de aquí, porque éramos dos o tres chicas”, cuenta.
Olga fue creciendo en este deporte y cumpliendo años y pasó a competir contra chicos “que venían a hacer la mili”. Fue ahí, en un combate con uno de ellos, cuando se lesionó la rodilla gravemente. “En una de las técnicas giré y se me quedó el pie mirando para el frente, después giró y se rompieron los cruzados”, relata.
Y, con esto, empezaron una serie de sucesos y de lesiones que la echaron para atrás. “Le cogí un poquito de fobia, porque fueron recuperaciones tras recuperaciones y ya entraba en el tatami y me echaba a temblar”, comparte. Todo esto la dejó “psicológicamente un poco tocada”, explica. Las recuperaciones eran muy largas y cuando volvía a su nivel, una nueva lesión llegaba. “Ya decidí dedicarme a lo que era la educación y me aparté un poco de los tatamis”.

Este deporte le ha aportado mucho a Olga. Le ha enseñado valores como “el respeto hacia el rival y la tranquilidad que te da”, pero no duda en resaltar que es un “deporte muy sacrificado y que te hace ser cada vez más fuerte mentalmente. Y físicamente. Lo que me ha dado el judo, no me lo ha dado ningún deporte”, asevera.
Segundo tiempo: fútbol
Esta ceutí comenzó en el fútbol durante su etapa como estudiante de Magisterio, habiendo dejado ya de lado el judo por sus lesiones. “Aquí habíamos empezado con los inicios de la liga federada, no había nada, solo partidos de solteras y casadas”, recuerda. El ceutí, y así lo relata Olga, sacó “alguna cosilla, pero nada serio”. Tras esto, comenzó una liga escolar “que acabó con la primera liga federada de Ceuta”, explica.
Cuando llegó a Sevilla por motivos laborales -había conseguido trabajo nada más finalizar sus estudios- ante de instalarse en su casa, paró delante de un polideportivo para preguntar si había un equipo de fútbol femenino. “Cuando llegué a Sevilla, pregunté y estaba entrenando el Híspalis femenino, que estaba jugando en primera división”, narra, recordando de forma inmedianta cómo era la competencia en ese tiempo y los viajes tan largos que tenían que hacer y sin cobrar. Pero supuso para Olga “una experiencia muy bonita”.
"El cambio en el deporte femenino tendría que haber empezado muchos años antes"
Este deporte nunca fue visto como un futuro, porque comenzó tarde. “Nunca he sido muy buena, pero era un portento físico” gracias a su base como judoca. “Me pusieron de lateral izquierdo, que subía y bajaba, no hacía falta hacerme cobertura, porque cuando me miraban ya estaba de nuevo en mi sitio”.
Prórroga: sueños por cumplir
El fútbol también lo ha vivido desde el banquillo como entrenadora regional de chicos. Aunque, no ha podido evitar confesar que tiene una espinita clavada como jugadora: “Me hubiese gustado debutar en el ‘Murube”. Lo ha hecho como entrenadora, ya que luchó porque las niñas jugasen ahí, pero como jugadora no ha podido ser. “Luché porque las niñas jugasen ahí, sabiendo las consecuencias que iban a tener, porque es un campo más grande. Lo que han disfrutado ahí, no se lo quita nadie”, comenta.
Además de esto, a Olga le hubiese encantado ser profesora de INEF, “pero las lesiones en esa época me echaron hacia atrás”. El hecho de irse a Sevilla a trabajar y luego volver a Ceuta como docente, es algo que ya le costó más. “Y las lesiones no me dejaron”, reitera, señalando que estuvo preparándose para las pruebas.

No obstante, asegura que está muy contenta como profesora de primaria, además de ser entrenadora de varios deportes. “Esto me ha dado la vida”, apunta. Pero es inevitable que no se acuerde de su pasado como judoca, pues “estaba en unos momentos muy buenos”, para después resaltar que “no sé si mi objetivo hubiese sido las olimpiadas”.
Todo esto, además, es compatible con algunos sueños cumplidos como ser madre y escribir un libro. ‘An, la princesa con dos mamás’ de la editorial Avant, es un cuento que escribió esta ceutí para explicarle a su hija por qué tiene dos mamás.