El Obispo de Cádiz y Ceuta celebró este domingo el bautizo de dos adultos en la Catedral
SOCIEDAD
Aída, de 37 años, y Manuel, de cerca de 60 años, vivieron un proceso de preparación de poco más dos años e interrumpido solo por el confinamiento por la pandemia. La mañana de hoy alcanzaron su anhelada meta: ser bautizados en la Iglesia Católica.

El anhelo y búsqueda personal de dos adultos, Aída, de 37 años, y Manuel, de cerca de 60, se vio cristalizado la mañana del domingo cuando de manos del Obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy, recibieron los sacramentos iniciales católicos: el bautismo, la confirmación y la comunión.
La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Ceuta, sede local del obispado, fue el templo designado para la ceremonia litúrgica, a pesar de que la preparación de los bautizandos, realizada a lo largo de poco más de dos años e interrumpida solamente durante el confinamiento por la pandemia, tuvo lugar en la Parroquia Nuestra Señora de los Remedios, debido a que el bautismo de adultos puede ser ofrecido al obispo si se considera conveniente, tal y como ha ocurrido en este caso.

A las 11:00 horas dio inicio la celebración de la eucaristía presidida por monseñor Zornoza Boy y concelebrada por el vicario general de Ceuta, Francisco Fernández Alcedo, y el padre Fernando Asencio, párroco de Nuestra Señora de los Remedios y en cuyo marco el obispo administraría los sacramentos iniciales a Aída y Manuel.
El obispo de Cádiz y Ceuta explicó a los presentes que a la Iglesia Católica “entramos no con el registro de un libro, como en un club, si no a través del bautismo” y que con este rito los bautizandos se suman al cuerpo de la misma.

Tras la proclamación de las lecturas correspondientes al domingo quinto de Pascua, el tiempo litúrgico en el que preferentemente se bautizan adultos, Aída y Manuel hicieron pública su fe, proclamando el Credo católico y renunciaron a las obras del mal, expresando así su intención de vivir según las enseñanzas de Jesucristo y la Iglesia.
Acompañados de sus padrinos, los de Aída, una amiga y su suegro, y los de Manuel, un amigo y su propia hija, bautizada de pequeña y formada como católica durante toda su vida, recibieron las aguas del bautismo, tras lo cual fueron revestidos de unas túnicas blancas con las que se simboliza el cambio que se ha ejecutado en ellos a través del bautismo.

Seguidamente fueron llamados a acercarse al obispo, quien con la unción de óleo santo les confirmó en la fe católica y les bendijo.
Acto seguido se dio paso a la celebración del rito de consagración mediante el cual el pan y el vino se convierten en cuerpo y sangre de Cristo y Aída y Manuel recibieron la primera comunión, habiendo recibido de este modo los sacramentos iniciales del catolicismo.

Párroco y pastor
El párroco de Nuestra Señora de los Remedios de Ceuta, Fernando Asencio Fernández, conversó con EL PUEBLO, en los días previos al bautizo, en el que explico que Aída y Manuel coincidieron en la parroquia, a donde los condujo su inquietud por formar parte de la feligresía católica.
Explica que cualquier adulto no bautizado en la Iglesia Católica que esté interesado en recibir el bautismo debe dirigirse a la parroquia a la que pertenece, es decir al templo católico más cercano a su casa.
Para iniciar el proceso de preparación del bautismo, al ser mayores de 18 años hay que comunicarlo al obispado, este caso al de Cádiz y Ceuta, y hacer constancia de que hay unos adultos que se quieren bautizar.

Este proceso de preparación incluye una serie de catequesis y ritos, como los de admisión y los escrutinios que deben cumplirse y en el que reciben, además de la formación, acompañamiento por parte de catequistas formados y destinados para que el aspirante al bautismo reciba una experiencia profunda de fe basada en experiencia real.
“Está claro que el adulto que se acerca porque quiere recibir el bautismo es porque ya ha tenido una experiencia, un encuentro con Dios (...) y parte con esa experiencia pero hay que completarla, tiene que conocer bien su fe, formarse bien”.
La Iglesia toma en cuenta la historia personal de cada uno y sobre esto Asencio Fernández explica que “cada persona es diferente, es un mundo, y no viene ni con la misma vivencia, ni con las mismas ideas, ni con los mismos conocimientos, y eso hay que pulirlo, perfilarlo y completarlo”.
Acompañamiento
En esta parroquia, por decisión de Asencio Fernández, Aída y Manuel, quedaron bajo la tutela de Jesús Ferreiro Callejo, laico comprometido y que ha recibido la formación necesaria para acompañar en este proceso formativo a los adultos que solicitan el bautizo y que comenzó en 1992 cuando realizó el Cursillo de Cristiandad, “que es cuando el Señor se hace presente en mi vida (...) y al cambiar y transformarte te vas comprometiendo”, comentó.
Ferreiro Callejo comenta que una vez que se ha conocido a Dios y todo lo que ha hecho y hace por sus hijos “tú lo que quieres es transmitirlo a todos los demás” y por eso desde el año 2014, luego de haber participado en voluntariados como el de Cáritas, por ofrecimiento del párroco se convirtió en catequista de la parroquia.
Con relación a la experiencia de dar catequesis preparatorias para los sacramentos a adultos explica que la principal diferencia es que “el adulto sabe perfectamente qué es lo que está recibiendo, es consciente y tiene conocimiento de lo que está recibiendo”.
Sobre la vivencia de ayudar a preparar a estos dos adultos para ser bautizados, este catequista resaltó la iniciativa y el compromiso de ambos en su formación, en contraposición a “como está la sociedad hoy en día, que nos olvidamos de que hay un Dios, nos olvidamos de que hay una doctrina, de que hay un evangelio”.
Nuevos cristianos
Casada por el rito católico, de padres católicos que decidieron no bautizarla para que ella eligiera libremente su religión cuando quisiera y de familia mayoritariamente no cristiana, Aída afirma siempre haber tenido la inquietud de bautizarse, misma que se vio acrecentada luego de hacerse amiga de Débora Villada, la que este domingo ha sido su madrina,
En una conversación previa con EL PUEBLO días atrás, Aída expresaba sus ansias por ser bautizada desde hace muchos años. “Me quería bautizar teniendo una preparación pero la había ido abandonando por varios motivos, de trabajo y de más, hasta que hace dos años me puse en contacto, me lo facilitaron, me dijeron que me podían dar catequesis, en este caso Jesús que es mi catequista, y la verdad es que me han dado todas las facilidades del mundo. Me he sentido bastante contenta, he tenido una preparación de dos años y he querido dar el paso porque me siento totalmente segura de lo que hago”, expresó.
Manuel está cerca de los 60 años, de padre musulmán y madre católica, casado por el rito católico y con sus hijos bautizados y formados como católicos, ha explicado que desde hace muchos años tiene la inquietud de bautizarse, “desde pequeño, cuando yo me acostaba y mi madre me decía las oraciones”, afirma.
Cuenta que la inquietud de hacerse católico la tenía siempre presente y que muchas veces, mientras caminaba por la calle iba practicando el “padrenuestro” y el avemaría”.
Narra que aunque sin ser bautizado con regularidad asistía a misa y ansiaba poder participar de los sacramentos por lo que hace poco más de dos años fue a pedir guía en la parroquia Nuestra Señora de los Remedos, donde fue acogido y preparado para el bautismo, porque a pesar de haber estudiado en colegios católicos y recibido catequesis “ha habido muchas cosas que no he sabido su significado”, cosas que estudió durante dos años y que ayer le permitieron recibir el bautismo.