Objetivos irrenunciables
El próximo miércoles día 26 de octubre vendrá hasta Ceuta la ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, para presentar el Plan Estratégico Integral, un documento que parece que solo contenta al PSOE, ya que el mismo está teniendo numerosas críticas por parte del resto de partidos políticos, sindicatos y otras entidades.
Y es que si se analiza el documento presentado hasta el momento, aunque este suponga una importante inversión del Estado durante los próximos cuatro años, cuatificadas en más de 350 millones de euros, existen otras cuestiones y medidas que se han venido solicitando desde la Ciudad Autónoma a raiz de la invasión perpetrada por Marruecos en mayo de 2021, que deben concretarse ya que tienen que ser medidas irrenunciables de cara a lograr ese futuro estable y seguro para Ceuta.
El Gobierno local no debe bajar los brazos ni tampoco contentarse con las explicaciones que se puedan ofrecer hasta que esos objetivos no se materialicen, y nos referimos a la exigencia del visado para entrar en España a través del Tarajal, la reforma del artículo 33 de la Ley del Impuesto sobre Sociedades en cuanto a ampliar las bonificaciones en cuota para aquellas actividades que supongan la creación de empleo en Ceuta con independencia del domicilio fiscal de la empresa, el desarrollo en infraestructuras de seguridad y defensa, y la ampliación hasta el 75% de la bonificación a la Seguridad Social.
Este Plan se ha venido vendiendo como una herramienta imprescindible para asegurar el futuro de Ceuta, y por ello no se pueden quedar, bajo ningún concepto, inconcluso, con numerosas cuestiones sin concretar e incluso sin incluir.
Desde la Ciudad se ha insistido en recalcar que viene apostando por una línea de contacto, de unidad y lealtad institucional con el Gobierno de la Nación, con sentido de Estado, para cuantas iniciativas se puedan adoptar para sentar las bases de un futuro de seguridad, estabilidad y prosperidad para Ceuta, pero esa unidad y lealtad institucional no debe ser maltentendida por el Gobierno de la Nación como una sumisión para regalarnos los oídos pero luego dejar caer todo en saco roto. Hay que seguir exigiendo, desde esa misma lealtad institucional, hasta conseguir esos objetivos que, como decimos, son irrenunciables
