El empacho de plástico de una tortuga boba rescatada por el CECAM

MEDIO AMBIENTE

El Centro de Estudios y Conservación de Animales Marinos de Ceuta muestra los tapones y otra serie de objetos que el quelonio había ingerido inconscientemente perdiendo su flotabilidad natural

FOTO CEDIDA
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Varios tapones, restos y papeles son algunos de los plásticos que había ingerido la última tortuga boba rescatada por el Centro de Estudios y Conservación de Animales Marinos de Ceuta (CECAM) esta semana. Por culpa del empacho de plástico que se había dado de forma involuntaria, el quelonio había perdido su flotabilidad natural y no conseguía hundirse en el agua para poder alimentarse quedándose todo el rato en le superficie.

Los voluntarios del CECAM trasladaron a la caretta caretta a sus instalaciones tras rescatarla del copo de la Almadraba. Después de tenerla varios días en agua dulce y darle el tratamiento para expulsar todos los plásticos, el quelonio ya ha empezado a comer y parece que se encuentra en buen estado. Tapones y restos de plásticos de tamaño considerable es lo que el animal marino tenía en su intestino. Desde el CECAM esperan que en un par de semanas el animal se recupere por completo y así pueda volver de nuevo a su hábitat, el mar.

Los restos de plásticos que llenan nuestros mares y océanos se parecen a las medusas que para las tortugas son como las golosinas para los humanos, un manjar al que difícilmente se pueden resistir. Tanto las tortugas como otras especies, sobre todo cetáceos, comen estos plásticos a diario con graves consecuencias en su sistema digestivo. Bloqueos, gases y problemas de flotabilidad que les impiden hundirse para coger comida o moverse con facilidad dentro del agua, causándoles en muchas ocasiones hasta la muerte.

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La alteración de la alimentación y la vida de los seres marinos no es la única consecuencia de los plásticos que llegan al mar por culpa de los seres humanos. Estos desperdicios acaban con algunos ecosistemas marinos esenciales para la reproducción de especies, pero también para la creación de oxígeno. El 10% del oxígeno de nuestro planeta proviene de la bacteria más abundante del océano, denominada ‘Prochlorococcus’, a la que perjudica de forma notable la contaminación plástica.

La concienciación medioambiental sigue siendo una tarea pendiente en la sociedad cuya consecuencia principal es que siguen llegando a nuestros mares plásticos y desperdicios de todo tipo con los peligros para la vida en el planeta que eso conlleva.

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