Los comerciantes de las naves del Tarajal: “Sobreviviendo y sin esperanzas”
NAVES DEL TARAJAL
De 250, explica uno de los empresarios, “ahora habrá unas 30, esto está desierto”. El Pueblo se ha desplazado hasta el polígono para conocer de primera mano cómo están actualmente los negocios locales

Los empresarios de las naves del Tarajal han sido unos de los más afectados por la pandemia. El cierre de la frontera ha supuesto para ellos un esfuerzo mayor que para otros comercios debido a la afluencia de público marroquí que tenían. De 250 naves, explica uno de los comerciantes, “ahora habrá unas 30, esto está desierto”. El Pueblo se ha desplazado hasta las naves para conocer de primera mano cómo están actualmente los negocios locales.
Algunos se mantienen con ahorros. Otros, aunque permanecen cerrados, “siguen pagando el alquiler por si hay algún milagro”. Además, las ventas son “muy pocas, porque la gente de Ceuta consume poco, si vienen a por unos zapatos, es eso, uno”. Sin embargo, el ciudadano que cruzaba la frontera “se llevaba un montón de cosas, ahí sí que sacábamos rentabilidad”.
Uno de los comerciantes, fuera de su negocio, mirando las calles que ahora se han convertido en lugar también para talleres, cuenta que “hay gente que ha perdido la cabeza y todo”. De hecho, relata que “algunos tenían hipotecas, hijos con matrículas, porque esto daba dinero, ahora, ¿con qué viven?”

Comercial Bohut lleva desde 1998, y ahora está sentado en una silla, esperando que entre algún cliente, que durante los minutos que este medio lo acompañó, no hubo suerte. Cuando llegó la pandemia que arrasó en el mundo entero, a estos empresarios le aplicaron un Erte. De hecho, “acabo de volver a abrir hace un mes. Voy a ir liquidando el stock que me llega”. En este comercio hay mantas y colchas a un precio que, una ciudadana marroquí que caminaba hacia la frontera explicaba, “me salen más baratas aquí en Ceuta”.
En cuanto al alquiler de las naves, también ha cambiado, “antes costaba más de 2.000 euros alquilarlas, ahora están a unos 500 euros”. Pero las restricciones llegaron también antes de la pandemia según un comerciante, “por parte de Marruecos ya comenzaron a limitar el textil y otro tipo de mercancías un mes antes del covid-19”. Este mismo, explica que la clientela que tienen es marroquí porque “los ceutíes salen a la península. A las grandes superficies como Primark, yo mismo lo hago cuando quiero comprarle algo a mis hijos”.
“Sin esperanzas”
Para el empresario, las esperanzas ya no son una opción, “el problema es de ambos países, y mientras uno no quiera ceder, esto no va a cambiar”. Tras el cierre de la frontera, según uno de los empresarios, “el negocio del Tarajal bajó en un 90%, aquí el noventa o noventa y cinco por ciento de las naves están cerradas. Está muerto, lo podéis ver con vuestros propios ojos”.
Algunos lo han tenido un poco más fácil, porque tenían otros negocios en el centro. De hecho, continúan trayendo cosas nuevas tanto para la gente de Ceuta, como para las personas de Marruecos. “La mayoría se han ido, han cerrado y hay naves embargadas”. Esperanza “no hay”.
Sobre la aduana comercial “no podemos creer nada, llevan tres años diciendo que van a abrir, quitar visados… De la aduana comercial, ¿quién se va a aprovechar? Aquí no queda nadie. Están trayendo mercancías desde Tánger”.

En junio de 2023 debería estar lista una nave para reforzar el sistema de asilo
Este noviembre de 2022, Vox interpelaba al Ejecutivo local por una cuantía destinada a la acogida de personas migrantes. El consejero de Educación y Cultura, Carlos Rontomé, resaltaba que esos 10 millones están dentro de unos fondos europeos enmarcados en un proyecto para reforzar la capacidad del sistema de acogida y asilo. El consejero pidió a Verdejo dejar de engañar a la ciudadanía, destacando que de esos 10 millones, 7,6 de ellos son para limpieza, refuerzo de la seguridad, asistentes sociales, intérpretes y servicios de comida.
Asimismo, una parte es para una obra de adaptación de un espacio de contingencia, el cual deberá estar ejecutado en junio de 2023. Por este motivo, Rontomé avanzó ya entonces que se sacaría a licitación la compra de una nave en el Tarajal, y así se ha hecho, para llevar a cabo las obras correspondientes, avanzando que si finalmente no se cumple con este requisito, la Ciudad debería devolver la partida destinada para ello.