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EDUCACION / PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA SEXUAL EN MENORES
Según los datos que recoge el dossier del Programa de Prevención de la Violencia Sexual Hacia la Infancia y la Adolescencia, que implantaba la Asociación Márgenes y Vínculos en Ceuta hace cinco años, ofrecidos por el Ministerio del Interior, en 2012 se dieron en Ceuta siete casos de Victimizaciones por delitos contra la libertad e indemnidad a menores de edad. En 2021, fueron 27. De estos, unos 15 casos se dieron en menores de 0 a 13 años (nueve chicos y seis chicas). El resto, 12 casos, entre adolescentes de 14 a 17 años (tres chicos y nueve chicas).
“En los últimos diez años ha habido un crecimiento exponencial”, evidenciaba Francisco Perea, director general Programas de la Fundación Márgenes y Vínculos en la presentación del informe frente a los medios de comunicación junto a su compañera Pilar Castro, coordinadora del programa ‘Mi cuerpo es un tesoro, desde 2018.
“Esto no significa que se produzcan más casos, lo que sí significa es que se producen más denuncias”, explicaba como muestra de que “la sociedad va tomando más conciencia de el problema social tan grave que supone la violencia sexual infantil”. Y como consecuencia y gracias a programas como el que la entidad ha puesto en marcha en Ceuta y que ha tenido la buena acogida de los usuarios que agradecen la labor que realizan y están satisfechos con ello.
Está implantado en la mayoría de centros escolares de Ceuta, donde más horas pasan los niños y niñas, después del hogar, aparte de ser “el contexto ideal para desarrollar este tipo de programas”. El programa como tal es parte de los contenidos curriculares del Ley Educativa, la LOMCE y la LOMLOE. Además, “con la reciente aprobación de la Ley Integral de Protección a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia, LOPIVI, se apuesta todavía más por la prevención.
El año pasado tuvieron más de 2.000 beneficiarios directos, entre familias, profesionales de la educación y alumnado. De la primera línea del programa, ‘Mi Cuerpo es un tesoro’, llegaron a un 865 niños y niñas de Educación Primaria, a 81 profesionales de la educación y a 501 familias “dándoles la posibilidad de asistir a la charla formativa e informativa, como de manera online”. Con la segunda, más enfocada a la prevención de la violencia sexual a través de las nuevas tecnologías, especialmente internet, redes sociales y videojuegos, llegaron a 417 menores, 32 profesores y profesionales de la educación, y a unas 120 familias.
El objetivo, aclaran ambos, es “dotar de herramientas a los menores para que si se da algún caso o situación de violencia sexual en sus diferentes formas, tengan las herramientas suficientes para verbalizarlo”. Es decir, no se trata de un programa sobre educación sexual, sino de herramientas adaptadas a cada edad para que los niños sepan diferenciar una conducta sexual de una afectiva y sepan verbalizarlo a quien corresponde.
Con los alumnos trabajan a través de juegos, rol play, concursos, etc. no dan charlas al uso para que la información llegue bien a los menores. Asimismo, adaptan todos los materiales para personas con TEA o cualquier tipo de diversidad funcional. Con los padres, es diferente, trabajan “a nivel informativo y formativo” para que también sepan “cómo actuar en caso de una verbalización por parte de sus hijos si se da una de estas situaciones”. De la misma forma con los profesores.
“Lo importante es quitar la carga de culpabilidad que este tipo de problemáticas y lacra social hacen tener a los menores”, destacaba. “Ojalá fuera tan fácil como si viéramos a alguien echarse a un niño al hombro y salir corriendo, entonces sería muy fácil prevenirlo. Pero todo el secretismo que hay detrás, la manipulación por parte de la persona agresora es lo difícil de detectar. Por lo tanto, dotar a los niños de estas herramientas, quitarles la culpabilidad, enseñarles que existen secretos buenos y malos, que una cosa son regalos y otra cosa son sobornos”. Un objetivo en el que también es clave la implicación de las familias y su conocimiento sobre este tipo de programas.
Aprovechan para hacer un llamamiento a las familias, con las que “cada vez cuesta contactar más”, para que sepan que pueden “contar” con los trabajadores del programa y que pueden contactar directamente a ellos a cualquier hora y día del año a través del correo, teléfono, los enlaces, y demás.
“Por un lado, el abuso sexual, por desgracia, está creciendo por lo que conlleva Internet y la falta de formación en redes sociales. Por otra parte, también es verdad que la sociedad está más concienciada y sensibilizada y se denuncia más. Antes se ocultaba más, era un tabú y motivo de vergüenza, con lo que se protegía al agresor y se desprotegía a la víctima”, exponía.
No todos los colegios ven bien el programa
A priori, tanto el director como la coordinadora del programa, valoran positivamente la implicación de los centros educativos, tanto públicos como privados, de Ceuta. Aunque “todavía quedan colegios que se niegan a abrir sus puertas” a la entidad por “desconocimiento”, apuntan. Al parecer, ni si quiera habrían tenido oportunidad de contactar con los centros y exponer en que consiste el programa o de qué se trata a estos centros.
“Consta por las ANPAs de estos colegios, como el caso de las ‘Adoratrices’ o el ‘Lope de Vega’, que están haciendo bastante presión para que sus hijos puedan participar en el programa de prevención de violencia sexual”, concretaba. El ‘Mare Nostrum’ y el ‘San Daniel’ son los otros dos centros de la ciudad autónoma que no han implantado el programa.
Desconocen cuál es el motivo, aunque presuponen que “con el programa puedan salir nuevos casos”, además de los que ya han tenido como en el ‘Lope de Vega’. “La cuestión es que la violencia sexual es algo que está ahí, tenemos dos opciones, normalizarla y cruzar los dedos para que no nos pase o afrontarla. Es una obligación a nivel social, para ellos como centro educativo, el intentar implementar un programa como este que recoge la Ley. Los niños y niñas tienen que aprender a protegerse”.
Aumento de la demanda frente al recorte de la subvención de la Consejería de Servicios Sociales
En los cinco años que lleva implantado el programa en la ciudad, además de terminar de asentarse en los centros escolares en los que está disponible, ha aumentado su demanda. El año pasado fue cuando más adhesiones tuvieron: 15 de Educación Primaria y 2 de Educación Secundaria.
“Se nos quedaron algunos centros fuera porque ya no podíamos asumir la demanda y se pospuso para este año puesto que es un programa de continuidad”, mencionaba la coordinadora. Aunque en este 2023 la entidad ha tenido “un recorte importante por parte de la consejería de la subvención del IRPF y estamos en el mismo hándicap. Tenemos más demanda de la que podemos ofrecer a los centros”.
De una subvención de la Consejería de Servicios Sociales de unos 120.000 euros aproximadamente han pasado a 80.000 euros, es decir, 40.000 euros menos, según los datos que ellos ofrecían. “Este año cumpliendo las mismas condiciones y con los mismos requisitos ha habido una disminución cuantiosa de la subvención, con 40.000 euros menos y entendiendo que con nuestro programa el 95% del presupuesto es para gasto de personal”, exponía.
La principal consecuencia es “una vulneración de los derechos de los menores”. El contenido que ofrecen está incluido en la Ley, y no les consta que otras entidades lo estén ofreciendo en su lugar, “es como la educación vial, está incluido en los contenidos curriculares de Educación Primaria”, inciden. “Supone que el número de beneficiarios se reduzca. Si el año pasado hacíamos 1.200, este 880, por ofrecer una cifra aproximada”, exponía.
Un problema que se acrecienta aún más en un momento en el que “la implicación de las familias con los centros educativos cada vez es menor”, además presuponen que de que va el programa “tan sensible” sin darles la oportunidad de explicarlo o que ellos mismos accedan al contenido a través del enlace que les dan antes de comenzar a trabajar con el alumnado. “No es un programa de educación sexual, ni tiene que ver con métodos anticonceptivos. Trabajamos un programa afectivo sexual en el que tratamos de dotar a los menores de varias herramientas. Una de ellas, saber detectar cuando una conducta es de carácter afectivo o, por el contrario, si hay algo más sucio. Y que los menores tengan la capacidad de verbalizar lo que les está pasando”, aclara.
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