La llama de San Juan vuelve a las playas de Ceuta
Centenares de personas se reúnen otro año más para celebrar la tradicional fiesta
Sobre las 21:00 de la noche empezaban a retirarse los bañistas para dar entrada a los más jóvenes preparados para una larga velada. Mesas, sillas y bolsas con comida y bebida era lo que cargaban las personas que acudían a las playas de La Ribera y El Chorrillo, entre otras, para disfrutar otro año de la tradicional fiesta en diferentes lugares de Ceuta. Este viernes 24 de junio volvía a arder con fuerza la llama de San Juan en la ciudad.
Las Brigadas Verdes de limpieza contratadas por el Ayuntamiento ya pululaban por los alrededores de la playa horas antes del evento. Con guantes y material para la limpieza, se preparaban para una noche larga. “Suelen ser madrugadas tranquilas. De diversión y pocos problemas”, aseguraba Mohamed, uno de los empleados que estará hasta altas horas cuidando de la zona junto a decenas de empleados.
El Área de Fiestas y la Dirección General de Protección Civil y Emergencias de la Ciudad organizó y coordinó un dispositivo especial para la celebración. Este año los ascensores de las playas de La Ribera y el Chorrillo, que habitualmente dejaban de estar operativos debido a la escasa afluencia de usuarios a las 21.00 horas, ampliaron su horario hasta las 2:00 de la madrugada.
Conforme avanzaba la noche, la playa continuaba llenándose y la música de un escenario empezaba a animar a la gente que se aglutinaba en La Ribera. Alberto Barradas, de 20 años, comentaba que se lo estaba pasando en grande. “Es la primera vez que vengo a las fiestas de San Juan y veo que va a ser una noche larga”, explicaba el joven Sevillano que estudia su primer año de Magisterio.
Otro joven primerizo en este evento era Jesús Tallín, cordobés de 21 años y estudiante de Educación Primaria. “Mañana tengo el ferri para volverme a Priego, mi pueblo, pero parece que iré sin dormir”, afirmaba entre risas y bromeando con un futuro chapuzón.
Sobre las 11 de la noche el presidente de la ciudad, Juan Vivas, hacía acto de presencia en la Playa de El Chorrillo para saludar a los servicios implicados en el dispositivo especial y estar presente durante el tradicional encendido de la hogera.Centenares de personas se agrupaban a orillas de la playa o sobre el paseo para presenciar los habituales fuegos artificiales entre fotografías para recordar el momento y selfies para los que iban solos a disfrutar del evento.
En una de las escaleras que daba acceso a la playa de El Chorrillo, muy cerca de la figura que se quemaba este año, estaban Paqui Marina y Laura Macías, dos señoras del barrio de El Polígono que esperaban con insistencia que se comenzara con la hoguera y pararan los fuegos artificiales. Este año, las figuras que se quemaban eran varios un muñecos, uno de ellos verde y con un texto bajo el cuello en el que se podía leer la palabra “inflación” y que miraba con deseo una ucha.
Paqui y Laura, ceutíes que acuden cada año a las hogueras de San Juan, enseñaban orgullosas dos botellas de agua con piedras de otros años. Según explicaban, es una tradición recoger de la playa piedras y meterlas en una botella con agua del mar. “Esto siempre da suerte y se hace cada año”, comentaba Paqui. La ceutí también explicaba la importancia de traer los famosos panecillos de San Antonio para arrojarlos al mar. “Lo hacemos siempre, es una rutina. Para la salud y el bienestar de los nuestros. Y la verdad, que hasta ahora no nos podemos quejar”, afirmaba.
El fuego se hacía esperar, aunque la figura estaba ya envuelta en gasolina. La gente esperaba con ansia que se procediera a encender el fuego. Finalmente, sobre las 12:30 las fieguras comenzaban a arder y un aplauso ponía fin a las habituales actividades. Los mayores marchaban a casa, para los jóvenes la fiesta acababa de empezar. Paqui y Laura emprendían su camino hacia el mar. “Ahora nos mojamos los pies y tiramos los panecillos antes de irnos a casa”, explicaban. La noche de San Juan terminó otro año más sin ningún incidente destacable. Hasta las seis de la mañana, decenas de personas bailaron y bebieron al son de la música en una de las veladas que representa el inicio del verano en la ciudad.