Un oficio en ‘peligro de extinción’: Omar, uno de los últimos porteros de edificios en Ceuta
SOCIEDAD
Mientras llega el ocaso para estos trabajadores que se encuentran en continuo contacto con las personas, solucionando problemas y realizando las tareas encomendadas, al territorio caballa le quedan días de ‘porterías’ y seguir manteniendo viva una de las profesiones que más personas tuvo durante los tiempos pasados

A lo largo de la historia de la humanidad, han sido diversos los oficios que se han ido incorporando al mercado laboral, como también otros muchos han desaparecido, a la vez que otros tantos podrían estar a punto de ver su final. Sin embargo, mientras estos últimos estarían viviendo el ocaso de la profesión, aún quedan jóvenes que se sumergen en ellos. Entre ellos, se encuentran los históricos porteros de edificios, que cada vez son menos, ya que la nuevas tecnologías han podido suplantarles o las propias comunidades de vecinos han decidido evitar ese gasto, y asumir cada vecino las comodidades que estos otorgaban.
Mientras tanto, Omar, un vecino de Ceuta, con tan solo 23 años, se encuentra trabajando como portero de edificio en una comunidad próxima a la Gran Vía caballa. Entre sus quehaceres se encuentra el buen trato a toda esa persona que acude al edificio donde trabaja, resolver las dudas que puedan aparecer respecto al piso o planta donde se encuentra el destino al que acude esa persona o recoger la basura del vecindario diariamente. Sin embargo, para él no resulta un trabajo duro, con la experiencia laboral previa que ha tenido. Por todo ello, ha tomado la decisión de asumir este puesto laboral tradicional, para cubrir las vacaciones del portero oficial de la comunidad de vecinos.

Previamente, Omar ha estado detrás de una barra como camarero y también se ha dedicado al transporte de mudanzas en Madrid. Posiblemente, por esta razón valore la comodidad que le otorga este trabajo, al que podrían quedarle los días contados, debido a la actualización de la sociedad, o lo que es lo mismo, el avance de las profesiones, y sus nuevos desarrollos. “Trabajo de mañana y tarde. Yo también pienso que es un oficio al que puede que le quede poco tiempo, ahora la gente tiene Internet y muchas de las dudas que me preguntan, o las consultas que me hacen, perfectamente las podrían resolver con Internet”, explica Omar.
“Yo lo que hago es recoger la basura, limpiar un poco, decir dónde están las oficinas por las que me preguntan… En mi trabajo también hay que ser amable y saludar a todo el mundo que entra al edificio. Yo le doy los buenos días a todo aquel que entra o sale, en esta profesión hay que ser muy cercano, pero también muy profesional. De todos los trabajos que he tenido, me quedo con este sin duda”, sostiene el joven portero. Ha pasado de la hostelería o del transporte de mudanzas a cubrir unas vacaciones en un puesto de recepción de una comunidad de vecinos. Un cambio que posiblemente le haya servido para valorar la diferencia entre los oficios, y asumir que ser portero de un edificio, es mucho más cómodo que estar ‘con la bandeja en la mano’. Sin embargo, cada vez quedan menos porteros o porteras, concretamente en Ceuta, ya no superarían los diez en lo que se refiere al centro de la ciudad.
Sin embargo, mientras llega el ocaso para estos trabajadores que se encuentran en continuo contacto con las personas, solucionando problemas y realizando las tareas encomendadas, al territorio caballa le quedan días de ‘porterías’ y seguir manteniendo viva una de las profesiones que más personas tuvo durante los tiempos pasados, y más concretamente durante las décadas previas a la llegada del año 2000. Mientras tanto, larga vida a esta profesión, que ha servido de inspiración cinematográfica como también literaria.