José Antonio Alarcón fusiona arquitectura e historia social con Ceuta como musa
SEMANA DE LA ARQUITECTURA
La Biblioteca `Adolfo Suárez´ ha acogido este miércoles la primera de las ponencias por la Semana de la Arquitectura, sobre el crecimiento de población en la ciudad a principios del siglo XX

Alrededor de 40 años lleva José Antonio Alarcón divulgando la historia de Ceuta, especialmente “la historia social”. Lo hace para ayudar a “enfocar el futuro conociendo bien nuestro pasado”. Bajo esta premisa, una vez más, el director del Instituto de Estudios Ceutíes, ha abordado uno de los episodios históricos de la perla ante un público entregado a su entusiasmo.

Las ruinas de la Biblioteca Pública del Estado `Adolfo Suárez´ han atestiguado este miércoles la llegada de los casi 30 asistentes a la ponencia enmarcada en la Semana de la Arquitectura, en la que Alarcón ha conjugado la disciplina técnica con la historia. Se alza como la primera de los ponencias celebrados tras la inauguración de las jornadas organizadas por el Colegio de Arquitectos de Ceuta el pasado lunes. Desde las 19:30 horas, en la Sala de Usos Múltiples del centro que él mismo dirige, Alarcón ha disertado sobre el crecimiento demográfico exponencial de Ceuta a principios del siglo XX y la extensión del chabolismo.

El decano del Colegio de Arquitectos de Ceuta, José Moya, ha sido el encargado de presentar al historiador. Ha aprovechado para agradecer a la Ciudad Autónoma su colaboración, que ha hecho posible la celebración de las jornadas. Acto seguido, el `protagonista´ del evento ha comenzado su lección. La pasión desprendida de los ojos de José Antonio mientras exponía obligaba a los asistentes a sonreír sin remediarlo. Su entusiasmo era contagioso.

El punto de partida de la disertación fue la decisión por parte de España de entrar en Marruecos tras la Conferencia de Algeciras en 1906. Comenzó entonces a generarse infraestructuras como el puerto o el ferrocarril “que hacen que llegue una mano de obra masiva, fundamentalmente jornaleros analfabetos, carentes de cualquier riqueza”, principalmente migrantes andaluces, además de militares de reemplazo. Este “crecimiento acelerado” propició que la ciudad quintuplicara su población en 20 años.
Ceuta carecía de infraestructuras sociales ni viviendas, “no estaba preparada para recibir a esa masa de gente”, lo cual derivó en una problemática de miseria social, viéndose obligados los nuevos moradores de la ciudad a construir alrededor de 3.000 chabolas “endebles, hechas con chapas, que fueron extendiéndose por la ciudad”.
Parte del profundo conocimiento que expone Alarcón acerca de este fenómeno procede del “magnífico censo de barracas” realizado por el arquitecto municipal de Ceuta, José Blein, en los años 40. Hasta finales del siglo pasado, asegura, no se consiguió erradicar la situación. La Ceuta de la primera mitad del siglo XX fue el resultado de un “duro capitalismo de contrata”, siendo “enorme” la plusvalía entre empresarios y obreros, lo cual generó durante décadas una acuciante desigualdad social.

Hoy en día, se congratula, los mecanismos de protección social y el desarrollo humano y material hacen que la Ceuta de 1900 y la actual sean “incomparables”. Sin embargo, insiste en la importancia de conocer “los errores del pasado” para que no sean nunca repetidos en el futuro.