La barriada ceutí donde se fabricaron su propio ‘alcantarillado’
BARRIADAS
Algunos vecinos de Arcos Quebrados cuentan cómo se organizaron hace años para crear una red de saneamiento casera a través de tubos y asfaltar una zona apartada donde nunca ‘ha metido mano’ la Ciudad, según muchos residentes
Los propios vecinos lo llaman alcantarillado, pero no lo es. Décadas de abandono les ha hecho conformarse con lo que tienen. Lo han interiorizado. Arcos Quebrados es un submundo dentro de la ciudad autónoma. Un lugar en el que los propios vecinos han tenido que “sacarse las castañas del fuego” ante las problemáticas que iban surgiendo. Hace unos 10 años que cuentan con asfalto. Lo hicieron ellos. Nunca han tenido red de saneamiento, aunque idearon una construcción artesanal con diferentes vías para que fluyeran las aguas residuales o pluviales. Esta barriada no parece Ceuta. Un lugar donde el simple hecho de que llueva supone un quebradero de cabeza para los residentes.
Fatima Sohora, secretaria de juventud del partido local Ceuta Ya!, se sorprende al pasear por estas callejuelas. “Esto es la periferia de la periferia”, sostiene. Ya en un pleno de hace semanas, el secretario general de la agrupación, Mohamed Mustafa, puso sobre la mesa el problema que sufre esta barriada, situada detrás de la mezquita Al Umma, con el alcantarillado. “Es una demanda histórica”, explica a este diario Mustafa días antes desde la sede del grupo.
El área, en la que viven unas 120 familias, plasma tranquilidad y bien entrada la tarde son muchos los niños que juegan y corretean entre callejones y cuestas empinadas. “Una vez estuvimos aquí haciendo una visita y los vecinos, sobre todo, se quejaban de los problemas que ocasiona la lluvia. Se les atasca el agua en las casas y en las propias calles. Tienen que utilizar escobas y fregonas para desatascar. Estas son las condiciones en las que viven aquí”, lamenta Sohora.
El asfalto deja entrever que nunca hubo mano de obra profesional por aquellos años donde se fabricó, cuando todo era tierra y barro. Precisamente en ese suelo repleto de irregularidades, curvas, montículos y que provoca el difícil acceso de personas mayores o discapacitadas, como Meka, viuda discapacitada de una casa colindante, es donde estos vecinos, poco a poco, fueron creando una red de alcantarillado artesanal con numerosas deficiencias y por el que, además, según cuentan, pagan. Esto lo han denunciado también varios partidos políticos. “Pagan por un alcantarillado que no tienen”, reclamó Fatima Hamed allá por 2015.
'Pico y pala'
Mailla está sentada en un escalón frente a varios niños, Azusa, Dayika, Ahmed, que no paran quietos. En una de las callejuelas que señala Mailla se observa una reunión vecinal, o algo parecido. El que toma la voz cantante es Mustafá Dris, de 38 años. Tiene ganas de hablar. “El alcantarillado de Arcos Quebrados lo hemos hecho nosotros mismos, los vecinos. Si no viene nadie de la Ciudad, ¿qué hacemos?".
“El alcantarillado de Arcos Quebrados lo hemos hecho nosotros mismos, los vecinos. Si no viene nadie de la Ciudad, ¿qué hacemos?"
Ante el corrillo vecinal, al que se unen, entre otros, Sohora Yilali, de 65 años y Brahim Al Lal, además de Mustafa y la política Fatima, los vecinos empiezan a contar la historia de cómo, con el paso de los años, cada uno ha ido poniendo su granito de arena para que las aguas fecales fueran por un canal artesano, aunque deficiente. “Se rompe cada dos por tres, pero yo es lo primero que hice cuando fabriqué mi casa. Tengo cinco hijos. Puedes vivir sin muchas cosas, ¿pero sin un váter?”, se pregunta Mustafa.
Según los vecinos el procedimiento era el siguiente. Comprar tubos, cemento, grava y arquetas. Eso siempre que se lo pudieran permitir. Pagarle a un amigo o conocido que supiera algo de albañilería, además de a algún ayudante, y comenzar a conectar, cada vecino en diferentes direcciones, esos tubos para que trasladen las aguas fecales a la zona de abajo, que denominan Las Cañas. “Hacer una canaleta e ir metiendo los tubos”, resume Mustafa. A ‘pico y pala’. A partir de ahí, el circuito de alcantarillado de Arcos Quebrados empezó a formarse, creándose una especie de laberinto de tuberías que ellos mismos ayudaron a construir y que a día de hoy supone un problema, sobre todo en semanas de fuertes lluvias.
“Hace tiempo vinieron los de Acemsa a ponernos unas instalaciones de agua y cambiaron las tapas de nuestras arquetas por las suyas y parece que lo hayan hecho ellos. Pero nadie nos ha ayudado, lo hicimos nosotros”, afirma Mustafa. Yilali, veterana en el barrio, escucha atentamente y corrobora su versión. “Mi canaleta va para otro lado. La hizo mi padre, que en paz descanse, hace muchos años. Todo lo que ves aquí en cuanto a asfalto o alcantarillado lo han hecho entre ellos”, concluye. En caso de avería, usual según los presentes, también tienen que arreglarlas ellos. Al Lal, que fue presidente de la barriada durante ocho años, incide en el abandono. “Aquí nunca ha venido nadie, eso sí, la factura del agua sí la tenemos que pagar. Todos los arreglos aquí lo han hecho los vecinos poco a poco, cuando alguno se lo podía permitir”, resalta.
"Tengo cinco hijos. Puedes vivir sin muchas cosas, ¿pero sin un váter?”
Arcos Quebrados nunca fue una prioridad. Así lo corroboran sus casas, su alcantarillado, su asfalto, sus vecinos. La situación laboral de los residentes tampoco invita al optimismo en una zona repleta de niños que poco a poco irán absorbiendo los problemas de vivir en una zona considerada marginal y donde la mano de la administración nunca ha llegado, ni se le espera, como muchos exponen. Mustafa tiene cinco hijos y no trabaja desde hace siete años. Al Lal tiene 42 y ha cotizado seis meses en su vida. Es discapacitado. Mailla tampoco trabaja. Los ‘artesanos’ de la red de saneamiento de Arcos Quebrados no le dan importancia a su laborioso trabajo de años para conducir las aguas residuales o pluviales. Tampoco les quedaba otra.