«Lo inteligente del guion es que utiliza a los marroquíes para reírse de los españoles ultraconservadores»
CULTURA
Abdelatif Hwidar nunca cortará el cordón umbilical con Ceuta, la de sus primeras experiencias. Descuelga el teléfono y charlamos sobre ‘Ocho apellidos marroquís’, una comedia “masticable” que ha suscitado polémicas
Pregunta.- Ahora todo es una llamada, ¿cómo fue la que le hicieron para formar parte del elenco de ‘Ocho apellidos marroquís’?
Respuesta.- Había trabajado con Álvaro Fernández en una serie llamada ‘Hit’. Ya nos conocíamos, él pidió a mi agencia que me mandaran una prueba. Ahora con todo lo post covid, las pruebas casi todas te grabas y lo envías, y así fue. Una alegría, un subidón cuando me llamaron. Además, María Ramos y yo, dos meses antes, estábamos haciendo una obra en el Centro Dramático Nacional en el que hacíamos de padre e hija. Y compartimos agencia, con lo cual, todo quedaba en familia.
P.- Primeros retos a los que se enfrentó con este personaje.
R.- Intentar no ser gracioso, no ser auténtico. Mi personaje es serio, si en la comedia interpretas un papel así tienes que ser eso, la gracieta depende de otro o el humor que desprendes nace de tu seriedad. Un tipo serio, estricto, que contrastara muchísimo con el personaje de Julián.
P.- La película muestra algunos choques culturales, ¿cuál llama más la atención del público?
R.- La película es un mecanismo muy ocurrente, oyes ocho apellidos marroquíes y crees que es una mofa sobre los marroquíes, y realmente no. Lo inteligente del guion es que utiliza a los marroquíes como espejo para reírse de los españoles ultraconservadores. Y el mecanismo funciona muy bien, y desde el cariño, no hay voluntad de hacer sangre, sino de conocer al otro, lo hace bello, no es algo destructivo. La película siempre genera buen rollo.
P.- Los españoles que se representan en la película piensan que las personas migrantes vienen a “quitarnos los papeles”. De hecho en Ceuta, vecinos de Marruecos, siguen existiendo pensamientos así…
R.- Creo que desgraciadamente sigue existiendo ignorancia en todas partes, no en ningún sitio en concreto. Creo que es nuestra misión o cometido intentar combatirlo desde la cultura, el vecindario o la prensa. Creo que el mayor mal de la humanidad es la ignorancia. De ahí se desprende todo lo demás.
P.- ¿Nunca le ha incomodado hacer papeles que estereotipan a la comunidad musulmana?
R.- Intento luchar con eso desde dentro. A veces me ha tocado hacer un personaje que era un cliché, pero he hablado con el director y los guionistas y he dicho mira esto es un cliché pero le podemos dar alma, luz aquí, humanizarlo, porque creo que la mejor forma de desclichear algo es humanizarlo.
P.- ¿Cómo se consigue humanizar algo que está súper intrínseco?
R.- En cada caso hay que hacer algo distinto, cercano a cualquier persona, qué le pasaría a esta persona en esta situación. Entendido desde la igualdad, si te dan un personaje más conservador, tendrá sus sentimientos y contradicciones, es cuestión de tocarlas. Y eso es algo que nos pasa a todos.
P.- ¿Cree que se sigue escogiendo a los actores por origen?
R.- Sí, cada vez menos. Ahora tengo compañeros que hacen personajes de todo tipo. Yo en teatros he hecho de médico, de comisario de policía, me han llamado para hacer de fiscal hace poco. Pero me ha costado veinte años.
P.- ¿Cómo se consigue?
R.- Persistiendo y persistiendo, en cada rodaje demostrar que puedes hacer más de lo que te ofrecen, y que lo descubran los que te dirigen. Yo sé que a mi generación le ha tocado abrir brecha, la que viene detrás lo tiene más fácil y espero que la siguiente aún más.
P.- Con una larga trayectoria, ¿trabas que se haya encontrado en el mundo de la actuación?
R.- Es un mundo muy complicado, el ingrediente número uno es la persistencia. Si entre dos actores tuviese que elegir cuál de los dos llega a vivir de esto, no te diría el más talentoso, sino el más persistente, el más tenaz. Y una tolerancia a la frustración muy grande. Siempre va a estar hasta que llega el momento. Encontrar gente adecuada, una compañía, hasta que entras ahí a romper el hielo es muy difícil, y llegar a hacer algo gordo no te garantiza la permanencia. Siempre estás probando.
P.- ¿Qué me puede decir de Ceuta?
R.- Hay un cordón umbilical que no se corta nunca. Mis primeras sensaciones, experiencias, besos, frustraciones, sueños, todo es ahí. Ceuta ha configurado lo que soy, gran parte de mi familia sigue ahí. Es un sitio que, hasta que no has vivido mucho tiempo fuera, no te das cuenta lo peculiar y especial que es.
P.- ¿Alguna espina clavada con la ciudad autónoma?
R.- Me gustaría rodar en Ceuta, actuar lo hice con Tierra del Fuego y fue muy bello. Actuar con los míos sobre las tablas fue toda una experiencia. Pero me gustaría rodar, en El Príncipe era en Madrid. Me gustaría dirigir algo también ahí.
P.- ‘Ocho apellidos marroquís’ ha suscitado polémicas.
R.- Las polémicas están bien, mientras la gente vaya al cine a verla lo demás importa poco. Ocurrió una anécdota, le dije en el estreno al director que nos estaban acribillando en las críticas, me enseñó críticas memorizadas de ‘Ocho apellidos vascos’, la ponían a parir, y ahora te dicen que es la mejor comedia de la época. En mucha parte de la crítica, hablar bien de una comedia masticable está en contra de sus principios… son prejuicios.
P.- Carlos Boyero en El País informó que no se iba a llamar así y que había malestar entre los guionistas…
R.- Es cierto, se iba a llamar ‘Casi familia’, pero como son los mismos productores de ‘Ocho apellidos’ dijeron que iban a tener la franquicia y les ha funcionado bien.
P.- Proyectos a corto o largo plazo.
R.- Estoy terminando de rodar la octava temporada de Élite, acabo de volver de rodar una película en Marruecos con mi hija, la próxima de Gerardo Herrero, ‘Raqa’. Ha sido muy bonito, el otro día vi la película, revisaba lo que hay en árabe y vi a mi hija y dije: No lo hace nada mal. Con 14 años, un rodaje de cine, complejo, grande, un personaje ultradramático, pero la cría como si lo hubiese hecho toda la vida.
P.- ¿Cómo se aconseja a una hija en un mundo en el que no siempre el talento es suficiente?
R.- Poniendo el acento en que la clave es ser feliz y la felicidad no es un trabajo, es sintonizar bien con la vida. Mientras estés bien sintonizado con la vida serás feliz de cualquier manera.
P.- ¿Ha sufrido casos de racismo en el mundo de la actuación?
R.- Sí, pero te haces inmune con el tiempo. No le otorgas más que lo que es. Acabas descargando sobre el otro. La pena es que tú seas racista, que seas conmigo, yo te pongo un espejo delante, ni siquiera voy a pelearme.
P.- ¿Algo que añadir?
R.- Saldrá una serie en Netflix que se llama ‘Mano de hierro’. Tengo un personaje y va a ser muy interesante.
P.- ¿Algo que pueda adelantar?
R.- Que hago de un verdadero ‘hijo de la gran puta’, ríe. Es una serie donde todos son iguales, no se salva ni uno. Tiene muy buena pinta.