El arte de Akira Mohamed muestra a España la belleza de la diversidad ceutí
CULTURA
La joven estudiante de la Escuela de Arte, con 16 años, ha conseguido colar su primer cortometraje, `Las raíces: Ceuta y Marruecos´, en una muestra itinerante que recorrerá el país reproduciendo otras 14 piezas audiovisuales

Akira Mohamed iba en el autobús de camino a Tánger cuando `se le encendió la bombilla´. Rodeada de mujeres con velos cubriendo sus cabellos. Todas naturales o residentes en Ceuta, esperando visitar a la familia que tenían en el país vecino. Encontró la inspiración en la estampa costumbrista, al entender que, si bien para ella era cotidiana, provocaría extrañeza en el territorio peninsular. Y supo entonces, allá por diciembre de 2023, que la temática del cortometraje audiovisual que en unos meses presentaría a un concurso nacional debía servir para mostrar a toda España cómo se conjugan las culturas en su tierra. Con “armonía”, porque, “al final, los sentimientos son los mismos”. Y pese a su precocidad, la artista ceutí lo sabe.
`Las raíces: Ceuta y Marruecos´ (2024, 5´), realizado por la alumna de la Escuela de Arte de Ceuta, Akira Mohamed Lahsen, ha sido uno de los 15 cortos seleccionados en la segunda edición del taller `Proyectar el cambio´, de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). De entre centenares de piezas elaboradas por universitarios y alumnos de decenas de institutos de toda España, la joven caballa, con 16 años de edad, consiguió colar su primer audiovisual propio en la muestra que se paseará por todo el territorio nacional tras ser presentada en el reputado centro cultural madrileño `La Casa Encendida´ el pasado 6 de febrero.

Todo comenzó al inscribirse, junto a una decena de sus compañeros del Bachillerato artístico, a un taller intensivo a distancia sobre cortometraje en torno al medioambiente y temas sociales organizado por la UPV. `Proyecta el cambio´ les animó a poner en práctica sus conocimientos y presentar los productos audiovisuales que realizaran al concurso donde elegirían 15 de toda España. Desde el curso, que se prolongó entre el 1 y el 13 de noviembre, les orientaron sobre cómo ejecutar correctamente las ideas que tuvieran. Cómo lanzar el mensaje o hallar el enfoque, que debía estar orientado alrededor de problemáticas sociales.
Experimentada en la edición de vídeos, técnica en la que comenzó a formarse “desde muy temprana edad”, participó en su primer taller con tan solo ocho años, organizado por la UGR. Ha colaborado en la elaboración de otros metrajes, aunque actuando. La inquietud de Akira pasa por otras muchas modalidades artísticas. Actriz, pintora o escritora. Akira intuía que podía tratarse de una herramienta para expresar la “belleza” de su entorno. Dariya parlante, la joven ha crecido “orgullosa” de sus “raíces marroquíes”. Siente “la esencia multicultural” de Ceuta como algo suyo, que “forma parte” de su ser. “Es de donde vengo, y si no recuerdo eso no voy a saber nunca adónde voy. Nadie sabe adónde va sin saber de dónde viene”.
Raíces
Su abuelo migró hasta la ciudad española en el norte africano en busca “de una vida mejor”, “y acabó de legionario”. Es consciente la adolescente de que a “ese esfuerzo” que tuvo que realizar el padre de su padre, y del que habla en el corto, se lo debe todo. Las restricciones fronterizas impuestas durante y tras la pandemia forzaron a su familia, como a otras muchas en Ceuta, a mantenerse alejada de sus parientes residentes en Marruecos. “El tiempo que hemos estado sin vernos, sin poder contactarnos de manera... Decente. Con contacto físico, mirándonos a los ojos, fue complicado”.

Esta escena de reencuentro familiar tan usual entre los ciudadanos del país al que Akira pertenece se les niega a los suyos. Y todo por “problemas diplomáticos”. Es por eso que sabía que, a través de una voz en off e imágenes de sus dos tierras de fondo, debía contar la historia de su familia, la de sus amigos y “la de muchísimas personas en Ceuta que se pueden identificar”.
En diciembre, un mes después de participar en el taller de la UPV, viajó con su madre hasta Tánger. En medio del trayecto en autobús hasta la ciudad, “de manera espontánea”, mientras oía las conversaciones entre las mujeres que ocupaban el mismo vehículo que ella, tuvo claro el enfoque de su obra. En primer lugar, estaría grabada en varios idiomas, contando para ello con la ayuda de algunos amigos. Y bajo la tutorización de la profesora de la Escuela de Arte Fayna Sánchez.

Se trata de un “cortometraje narrativo”. No hay actores. Solo imágenes. Y una voz de fondo. Todo porque su intención fue “transmitir un mensaje directo a la audiencia”. La ficción “recurre a la moraleja”, la cual puede ser interpretada por cada espectador como quiera, siendo todas las visiones “válidas”, pero ella quiso ofrecer una perspectiva clara. “Yo sabía que si le daban el visto bueno a este corto, acabaría en la península. Y quería transmitirles un mensaje”.
Tras vivir unos años en otras comunidades, es consciente de que “la visión que tiene la España peninsular sobre las otras culturas que no es la cristiana es muy cerrada”. “He vivido casos increíbles de racismo fuera de Ceuta. Y con este corto quería dar un golpe de realidad”. Consigue transmitir su “mensaje” a través de imágenes de la frontera entre España y Marruecos y del interior del país vecino. Conectando todo esos planos con una voz que explicara que “lo único que nos diferencia es un país”. “¿Por qué tenemos que diferenciarnos tanto si igualmente ambos somos ciudadanos de un país?”.

Y a finales de diciembre, la joven ceutí, Akira Mohamed, ya había finalizado su pieza. Dirigido, escrito, grabado y editado por ella misma. Con la colaboración de sus compañeros Gema Segado, Ibra Ahmed, Samuel Jesús Martín, que ponen sus voces. Y de entre los centenares de cortos enviados, el suyo fue seleccionado como uno de los 15. Desde que se inaugurara la muestra el 6 de febrero en Madrid, continuará viajando por toda España. La Escuela de Arte de Ceuta está tratando de que la ciudad autónoma sea uno de los destinos.
El futuro
“Es una pregunta difícil...”, responde Akira al ser preguntada por su futuro. No es fácil para la joven inquieta de 16 años. La ceutí de infinidad de “pasiones” reconoce que ha vivido un “cambio de mentalidad” demasiado grande “a lo largo de estos años”, especialmente desde que accediera al Bachiller, para saber con exactitud que quiere. Pasó años creyendo que deseaba estudiar Bellas Artes en Sevilla o Granada, pero continúa “en busca” de su vocación. En estos momentos cree que puede ser “la enseñanza”. “Me encantaría dedicarme a enseñar. Quiero ser una persona multifacética y creo que podría hacer bastantes cosas. Una carrera de letras, Arte Dramático... Pero creo que lo más me llena ahora mismo es la enseñanza”. Por lo pronto, se decanta por el doble grado de Historia e Historia del Arte en la ciudad de la Alhambra.
“Si en un momento de tu vida, siendo una persona exitosa en Los Ángeles o Reino Unido, olvidas de dónde vienes y qué es lo que te ha mantenido viva durante toda tu vida, no vas a saber avanzar"
Pero no piensa Akira Mohamed dejar aparcada ninguna de sus aficiones. Incluida la producción audiovisual. “No quiero perderlo, al igual que el teatro, porque son cosas que llevo haciendo desde muy temprana edad. Sería una pérdida dejarlo ahora”. No dejará sus pasiones. Ni el arte ni Ceuta. Tiene claro que en sus raíces está la clave del éxito. O, mejor dicho, en recordarlas. “Si en un momento de tu vida, siendo una persona exitosa en Los Ángeles o Reino Unido, olvidas de dónde vienes y qué es lo que te ha mantenido viva durante toda tu vida, no vas a saber avanzar. O, al menos, es lo que yo creo”.