El incumplimiento de Marruecos ante la presión migratoria
Apenas se ha cumplido el segundo mes del año 2024 y la situación no puede ser más alarmante a nivel migratorio en la ciudad, pues a poco de que el mar se enfurezca un poco como consecuencia del temporal, son decenas los marroquíes que se lanzan al agua con el firme objetivo de sobrepasar el ridículo espigón del Tarajal, accediendo de manera irregular a España, sobrepasando las capacidades de acogida de Ceuta y, lo más preocupante de todo, poniendo en juego sus vidas. Puede ser cara o cruz, pero se la juegan. Muchos consiguen su objetivo y otros -tal vez muchos más- pierden sus vidas en el mar.
Mientras tanto, Marruecos sigue mirando para otro lado, dejando que sus compatriotas se jueguen la vida e incumpliendo esos ‘supuestos acuerdos’ alcanzados con el Gobierno de España que, por más que se arrodilla y accede a sus muchos chantajes, continúa sin encontrar esa necesaria colaboración para frenar el enorme problema de la presión migratoria.
Hace menos de una semana el propio Pedro Sánchez realizaba un ‘viaje oficial’ a Marruecos y se reunía con el jefe del Gobierno y el rey Mohamed VI. Al término del encuentro, de unos 40 minutos de duración, Sánchez comparecía ante los medios de comunicación con una sonrisa de oreja a oreja para calificar de “excelentes” las políticas de inmigración y asegurar que las relaciones entre España y Marruecos están “en el mejor momento de las últimas décadas”.
Ayer Ceuta veía cómo la Guardia Civil se tenía que desplegar a fondo por el perímetro fronterizo de Benzú y el Tarajal ante una nueva oleada de jóvenes que se echaron al mar para llegar a Ceuta de manera ilegal, consiguiéndolo cerca de medio centenar. ¿Esa es la excelente política de inmigración entre Marruecos y España a la que se refería el presidente Sánchez hace cinco días en el propio país vecino?
Los españoles y los ceutíes, en particular, no podemos seguir sufriendo esta presión migratoria, al igual que tampoco podemos ser ninguneados de esta manera por parte de un Gobierno de Marruecos que juega al chantaje y un Gobierno de España que, encima, le ríe las gracias. Queremos menos palabras y más cumplimientos y ejecuciones.