La ‘Fiesta’ de Serrat devuelve la esperanza
Escribió Joan Manuel Serrat una historia en la que por una noche la sociedad entera olvidó “que cada uno es cada cual”. “El noble, el villano, el prohombre y el gusano” bailaron, compartieron pan y se dieron la mano “sin importarles la facha”. No importó durante aquella velada la condición social, la raza, el género o el dinero en el bolsillo. Todos eran humanos. No solo por la canción ‘Fiesta’ se dice que el cantante catalán es un defensor de la libertad, la tolerancia y la democracia. La mayor parte de su repertorio y las decisiones vitales que ha tomado, los proyectos en los que se ha inmerso, ejemplifican su compromiso con el bienestar social y con la que fue la palabra más sonada ayer: la convivencia. Su discurso, al igual que el de Juan Vivas y el de Pilar Orozco, fue esperanzador.
“Las lágrimas no tienen credo ni cultura”, defendía Juan Vivas. Se confesaron los responsables políticos orgullosos del “ejemplo de convivencia” que es Ceuta. En un acto de bellas palabras no había espacio para la autocrítica ni para referenciar la desigualdad social acuciante en la que la ciudad permanece ahogada. Defendió Joan Manuel Serrat una democracia más allá de las papeletas, una democracia “social”. No puede ser de otra forma para él. “La democracia ha de ser social, sanitaria, económica y ha de estar ligada a la cultura”. La democracia ceutí aún lamenta estar a la cola de los estándares sanitarios europeos. Y tener la esperanza de vida más baja de España. Esperanza de vida que desciende si hablamos de los barrios periféricos. Concretamente, los afincados en barriadas de la periferia viven 7 años que quienes viven en el Centro, como apuntaba el atlas de mortalidad que la Ciudad Autónoma publicó en 2013 y que aún a día de hoy sigue vigente. También, cruzando con los datos el eje de la religión, en las barriadas referidas viven en su mayoría personas musulmanas, mientras en la zona céntrica de la ciudad lo hacen, mayoritariamente, los cristianos.
Aún así, anoche quedó manifiesta el ánimo de nuestros dirigentes, inspirados por Joan Manuel Serrat, por luchar en pro de aquello de lo que los ceutíes sí pueden presumir: la convivencia.