La Casa de Hermandad de la Pollinica, un templo de trabajo y fe
COFRADÍAS
20 días antes del Domingo de Ramos, varios grupos de hermanos se concentraban en sus funciones con el único fin de garantizar una buena estación de penitencia

La Casa de Hermandad de ‘la Pollinica’ olía al agua de plancha que varias señoras rociaban sobre túnicas blancas. Otras tantas apretaban con fuerza cíngulos hechos con palma rizada alrededor de las cinturas de niños que mostraban su molestia con muecas exageradas. El pequeño espacio se hallaba en la tarde de un lunes de Cuaresma atestado de percheros, capirotes, enseres relucientes y de hombres y mujeres que, con prisas, iban de un lugar a otro, cada cual centrado en su tarea. El 4 de marzo, a 20 días del Domingo de Ramos, comenzaron en la sede de la Avenida de Otero a repartir las papeletas de sitio y a ultimar los preparativos para la salida procesional de la ‘borriquita’ ceutí y de la Virgen de la Palma.

Con las vitrinas, que atesoran las pertenencias de la cofradía, a sus espaldas, un grupo de hermanas, con metros sobre sus cuellos y dedales en sus dedos, arreglaban las túnicas de los nazarenos que iban llegando alrededor de las 19:30 horas para probarse sus túnicas. Justa García planchaba las ya rematadas. Pese a su prolongada edad, cumplió con la estación de penitencia hasta hace tan solo dos años desde que comenzara en 1993. Ahora la sustituye el resto de su familia, incluidos sus cuatro nietos.
“Hermana de la Pollinica desde siempre”, confiesa que “estos momentos” le dan la vida: “En vez de estar en el sofá viendo la tele, vengo a ayudar”. Desea con ansias la llegada de su día favorito en el año, el Domingo de Ramos. También lo es para María y Patricia, de 28 y 27 años. La primera le probaba la túnica a la segunda. Es para ellas un día “de mucha emoción”, también de nervios. “Lloverá, no lloverá… Siempre estamos con la duda. Pero en 15 años que llevo saliendo nunca ha llovido”, añadió María.

“¿Estás cómoda?”, preguntó a su amiga mientras le ceñía el cíngulo. Son conscientes de que “ser hermano” de una cofradía no se limita a acompañar a las imágenes durante la procesión. Intentan las dos amigas colaborar “durante todo el año”. Y el mismo Domingo de Ramos durante la totalidad de la jornada. Jóvenes y adultos allegados a la hermandad acuden a la Casa de Hermandad horas antes de la salida para ayudar a vestir a los penitentes o “echar una mano” en cualquiera de las muchas necesidades que surgen en los últimos minutos. En imprevistos es ya un experto el hermano mayor de la Pollinica, Benjamín Villada, que se encontraba aquel lunes en la ‘capillita’ contigua a la casa.
Alejados del alboroto, en una estancia algo más reducida y ordenada, el prioste y un auxiliar de priostía de la Hermandad frotaban los varales del paso de palio de la Madre de Dios de la Palma para dejarlo deslumbrante. También estaban presentes la Virgen y el Cristo subido en su burra. Junto a ellos, Benjamín Villada sonreía al enunciar sus dos momentos favoritos del día señalado para la cofradía que preside. “Va a sonar un poco tópico, pero uno es la salida y el otro la entrada”. Costalero de Cristo desde hace años, confiesa que se le eriza la piel cuando se abren las puertas y, desde el interior del paso, oye cómo el enorme pestillo es descorrido. Con 15 años inició el idilio con la hermandad ‘de la borriquita’ que aún, a sus 31, perdura.
Un año completo
La Junta de la que es líder comenzó a gestionar la cofradía en octubre de 2023. Siempre le gustó que la forma de trabajar de la Pollinica “es muy dinámica, continuista”. Es por eso que Benjamín trata de mantener lo bien hecho hasta ahora. Volcados en el Centenario de la Hermandad, que empezara en enero, reconoce que todas sus energías van enfocadas en la multitud de actos que realizarán con motivo del aniversario. Tras el parón que supone la Semana Santa, retomarán en unas semanas iniciativas como las ‘Misiones de la Palma. Que los niños se acerquen a mí’.

En febrero, la hermandad trasladó a su Virgen a todas las parroquias de la ciudad, donde permanecía un par de días permitiendo que los centros educativos de la zona acudieran a visitarla. Tan solo les queda dos templos por visitar: la parroquia de San Juan de Dios y la de Santa Teresa. El 29 de junio de 2024 tendrá lugar la salida extraordinaria del Cristo, mientras el 28 de septiembre será la de la Virgen. Finalizarán el año con un pregón y una cena de gala, el 9 de noviembre. Se trata de “un año especial, en el que la hermandad ha puesto todo lo que podía al servicio de los ceutíes, para que celebren el aniversario y conozcan un poco más a la hermandad”.
Por lo pronto, inmersos de lleno en la ‘Semana Mayor’, tratan de concentrarse en que se desarrolle adecuadamente este Domingo de Ramos. Esperan que sus Titulares estén acompañados por alrededor de 80 nazarenos y unos 200 costaleros. Sumado a los componentes de las bandas de música y los cuerpos de acólitos, el cortejo rondará “unas 500 personas”. El capataz de Hermandad será José Alcalá, mientras en el del paso del Cristo serán Manuel Alcaide y Jesús Sánchez, y en el Palio serán los responsables de su caminar Marcos Muñoz y Enrique Barranquero.

Cristóbal Torres, prioste, y Adrián Suárez, auxiliar de priostía hicieron un alto en la limpieza a fondo de la plata del Palio para expresar la “alegría” que sienten por formar parte de la hermandad. Torres llegó a la Pollinica en 2014, por influencia de amigos, nada de herencia familiar. “Hay cofradías en las que se nace y otras que se hacen”. Suárez, un año antes. Ambos saldrán el Domingo de Ramos como costaleros. Al igual que Villada, de todo el recorrido, se quedan con la salida. “Cuando se abren las puertas y ves al Palio en la calle sientes mucha satisfacción. Ves que están reluciendo y en parte es gracias a ti… Es lo más grande del mundo”, narraba, sonriente, Adrián.
Para los dos jóvenes, al igual que para Benjamín y las señoras que traspasando la puerta de la capilla planchaban túnicas o las probaban sobre los cuerpos de los nazarenos, pertenecer a la cofradía va más allá de la Semana Santa. Es “el día a día”, con “amigos” y con una comunidad que se convierte en “familia”. Con el trabajo de todos esperan conseguir este Domingo de Ramos “llegar a la gente”. Permitir a la ciudadanía “conocer a Jesucristo y a la Virgen de una manera diferente, como se hace en Semana Santa, que es dando catequesis pública de fe en la calle”.