Viernes Santo de ilusión

ESPECIAL SEMANA SANTA 2024

Muchos éramos los que bajábamos por Martín Cebollino para ver “La Recogida de Los Remedios”, algunos incluso, para poder verla mucho mejor, portaban sillas desde sus casas.

FOTO CEDIDA
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En estas mis primeras palabras quiero tener un profundo recuerdo por mi amigo y compañero de Martillo, Capataz en la Hermandad del Nazareno y Esperanza, Ángel Sotomayor. Este Martes Santo va a ser muy diferente a los vividos en los últimos años, la llamada a las trabajaderas más famosa de nuestra Semana Santa no será hecha personalmente por él, pero estoy convencido de que, desde allá donde se encuentre, la realizará de igual forma y que su gente levantará en su memoria como nunca antes lo han hecho. Te vamos a echar mucho de menos Ángel.

Los que ya me conocen saben que soy, desde hace más de veinte años y junto a mi hermano de devoción Chico Pereña, capataz del Paso de Misterio de Nuestro Padre Jesús de la Flagelación. Un trabajo que poco a poco ha ido dando sus frutos y que, gracias al mismo, podemos decir que tenemos una gran cuadrilla de costaleros. La que se merece tanto Nuestro Sagrado Titular, como también el Miércoles Santo de la Semana Santa de la ciudad más bonita del mundo.

Pues bien, tras todos estos años encargado como he dicho del llamador del Paso de Misterio de la calle Teniente Pacheco, en esta próxima Semana Santa de 2.024, el Viernes Santo y junto a mi inseparable compañero de fatigas Chico y el resto de los capataces de Flagelación, Moli Pereña y José Morcillo, seré el capataz del Paso de Cristo de la Hermandad de la Iglesia de los Remedios, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte.

Nunca pensé que en Semana Santa iba a mandar a otro grupo de costaleros distintos a los de Flagelación. Pero ofrecido el cargo por la Hermana Mayor de la Hermandad del Viernes Santo, Olga Martí, así como por el grupo tan joven de miembros de su Junta de Gobierno, excelso trabajo el que vienen realizando para levantar esta Hermandad, y tras consultarlo con el grupo de capataces, dije en su nombre y en el mío propio que nos haríamos cargo del trabajo, que sería todo un honor y un privilegio ser el encargado de asir el llamador del Paso del Señor. Solo espero que el Santísimo Cristo de la Buena Muerte nos ilumine y ayude en tan digna labor.

Uno de los motivos por el que acepté dicho cargo, aparte de observar el magnífico trabajo y la seriedad con la que lo realiza la nueva Junta de Gobierno, a la que además me une amistad con muchos de ellos, fue, y es lo más importante, mi vinculación familiar con la Hermandad.

Hermandad muy querida por toda mi familia y por mí, pues mi domicilio estaba muy cercano a la Iglesia de los Remedios. Me crie en la ya desaparecida calle Villacampa, justo al final del popular Martín Cebollino.

Recuerdo que en mi infancia una de las fechas marcadas con especial cariño en el almanaque era el Viernes Santo. Día grande para nosotros y también para bastantes vecinos de la zona. Muchos éramos los que bajábamos por Martín Cebollino para ver “La Recogida de Los Remedios”, algunos incluso, para poder verla mucho mejor, portaban sillas desde sus casas. Allí se agolpaban muchas personas para ver la recogida más famosa de la Semana Santa de la ciudad. Nadie quería perdérselo.

Acudir junto a mis padres y hermanos a dicho acontecimiento me producía una gran felicidad, como aún lo hace ahora el recordar aquellas madrugadas.

Además, una de las primeras túnicas de nazareno que vestí, fue la de dicha Hermandad, túnica de ruan negro de cola, esparto a la cintura y zapatillas.

Seguro que el próximo Viernes Santo cuando vea salir por el dintel de la puerta de la Iglesia de los Remedios, subido a su paso de pan de oro, la impresionante talla del crucificado del imaginero sevillano, Antonio Castillo Lastrucci, me producirá una gran emoción, y me vendrán a la memoria muchos recuerdos. De mi niñez, de vecinos que nos dejaron, de amigos que no viven en esta Ciudad. Y de mis padres.

Desde el lugar en el que estos se encuentren, seguro que se sentirán muy orgullosos por el hecho de haber aceptado ser el capataz del Paso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, su Cristo de los Remedios. Los buscaré si Dios quiere en la recogida, e imaginaré sus siluetas entre la multitud, subidos en lo alto de unas viejas sillas de cocina. Me acordaré de la Pastelería Viena siempre abarrotada, del Estanco La Cibeles, con sus escaparates exteriores y los niños sentados encima. Vere a mi hermana emocionada y recordaré a mi hermano subido en la reja de la vecina Casa Nova y yo como no, a su lado. Será una noche de emociones muy especial para mí y espero que para la Hermandad y la ciudad, pues ver de nuevo en la calle la impresionante talla del Crucificado por excelencia de Ceuta, sin desmerecer a los demás, no tendrá parangón.

En tu paso estarás majestuoso

De bellas flores rodeado

De cirios dándote luz

Y candelabros plateados

Mirándote de cerca estaré

Con tristeza contemplando

La cicatriz en tu costado

Los clavos que horadan tus manos

Dolor y crispación

Por el trato de aquellos villanos

Vere tu tersa melena

Tus pómulos ensangrentados

Y como taparon tu cuerpo

Con un paño de pureza a tu costado amarrado.

Seguro que Lastrucci pensó

Cuando lo había terminado

Que había creado a Dios en la Tierra

Para gloria de mis hermanos.

Muchas gracias a la Junta de Gobierno de la Hermandad por confiar en mi para esta responsabilidad, la que intentaré hacer de la mejor manera posible.

Juan Francisco Bautista Gil

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