Los pacientes del Centro de Diálisis denuncian una atención “tercermundista”

SANIDAD

Varios usuarios cuentan que desde hace meses deben llevar sus propias mascarillas, gasas o medicamentos “básicos”, como Polaramine o Glucocemin, sumado a las quejas por unas instalaciones “con goteras” y “sillones oxidados”

Los pacientes denuncian que la empresa no les dote de mascarillas y les obligue a comprarlas. / FOTO G.S.
Los pacientes denuncian que la empresa no les dote de mascarillas y les obligue a comprarlas. / FOTO G.S.

Varios pacientes del centro externo de Diálisis ‘RTS-Ceuta’ se preguntan qué pasaría si Sanidad se acercara al local ubicado en la Rampa de Abastos y se topara con “los sillones oxidados, las camas rotas, las goteras o las cucarachas en verano”. Además de las “deficientes instalaciones”, denuncian que desde hace meses “la empresa” les pide que lleven sus propias “mascarillas, gasas, esparadrapos y medicamentos varios”. Entre estos últimos, el “Polaramine”, que los “enfermos renales necesitan debido a los picores que suelen padecer” o el Glucocemin, usado para controlar las hipoglucemias sufridas por los diabéticos. También han recogido firmas para hacer regresar los desayunos que solían aliviar las “más de 4 horas” de espera en la clínica, “sin éxito”. “Si con esto no logramos nada, daremos otro paso. Pero a nosotros nos tienen que escuchar y nos tienen que atender como es debido”.

Los pacientes denuncian que la empresa no les dote de mascarillas y les obligue a comprarlas. / FOTO G.S.
Los pacientes denuncian que la empresa no les dote de mascarillas y les obligue a comprarlas. / FOTO G.S.

De entre 46 y 81 años, un grupo de ceutíes, unidos por la necesidad de dializarse al menos tres días en semana, confiesa a El Pueblo de Ceuta sentirse “desplazados”, “enfermos de tercera”. Todos los pacientes con insuficiencia renal, cuyo riñón ha dejado de realizar su función al completo y que necesitan de maquinarias para el correcto filtrado de las toxinas y el agua en sangre, deben trasladarse hasta el centro periférico de diálisis. Unos lo hacen cada dos días, otros con menos frecuencia. El servicio se encuentra externalizado, concedido por el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA) a la empresa RTS-Ceuta. En 2020 firmaron el último contrato, cuyo plazo de ejecución de tres años inició en agosto de 2020 y concluyó en 2023. La posibilidad de prórroga durante un máximo de dos años más permitirá a la entidad privada continuar en sus labores hasta agosto de 2025.

Sillones rotos en el centro externo de diálisis de Ceuta. / FOTO CEDIDA
Sillones rotos en el centro externo de diálisis de Ceuta. / FOTO CEDIDA
Sillones con óxido en el centro de diálisis RTS-Ceuta. / FOTO CEDIDA
Sillones con óxido en el centro de diálisis RTS-Ceuta. / FOTO CEDIDA

Las comidas

En opinión de los compañeros de diálisis, todo comenzó con la COVID-19. Antes de marzo de 2020, y aunque no se trataba de una obligatoriedad manifiesta en el contrato, la empresa dotaba de desayuno y merienda a los casi 100 usuarios. Divididos en turnos de mañana y de tarde, los primeros deben personarse en el centro a las 8:00 horas. Aquellos a quienes la ambulancia recoge para el traslado deben estar listos a las 7:00 horas, lo que supone levantarse de la cama “al menos a las 6:30”. La sesión de hemodiálisis suele prolongarse “unas 4 horas”. “Piensa lo que puede suponer para una persona enferma estar sin comer ni beber nada desde las 7 de la mañana hasta las 12:30 o 12:45 que llegan a sus casas. Y allí desayuna todo el mundo menos los enfermos. Me parece injusto, porque la prioridad en una clínica de diálisis deben ser los enfermos”, defiende una paciente de 53 años, que se somete al tratamiento desde hace dos años.

Los pacientes ingresados en el HUCE con necesidad de dializarse deben trasladarse en ambulancia hasta el centro externo, ya que las máquinas para dializar ubicadas en el hospital no se utilizan. / FOTO G.S.
Los pacientes ingresados en el HUCE con necesidad de dializarse deben trasladarse en ambulancia hasta el centro externo, ya que las máquinas para dializar ubicadas en el hospital no se utilizan. / FOTO G.S.

La primera de las quejas expresadas por los pacientes se trata de una de las principales reclamaciones de la Asociación para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón (ALCER). Su presidenta, Mercedes Medina, se encuentra en estos momentos fuera de Ceuta, pero asegura que a su vuelta tratará de reunirse con la directiva del INGESA para insistir. Entiende que durante la pandemia prescindieran de comida y bebida en el interior del centro, ya que debían respetarse las medidas de seguridad, pero afirma no comprender por qué continúan sin ofrecer “ni un té” a los enfermos. Según su experiencia personal, en el resto de centros de diálisis que conoce suelen “pasar con un carrito con al menos manzanilla, leche o café”.

La enfermera representante sindical por Comisiones Obreras en el Centro de Diálisis, Julia Jiménez, rompe una lanza en favor de RTS. Según ésta, el ofrecimiento de desayunos y meriendas se trataba de “una deferencia que tenía la empresa con los pacientes”. Subraya que en el contrato no se obliga a la entidad privada a dotar de alimentación a los enfermos. “Es verdad que nosotros lo dábamos y cuando llegó el Covid, como no nos podíamos quitar las mascarillas, se quitó y la empresa no lo volvió a poner. Pero no tienen la obligación. Es una cosa que estábamos dando y no teníamos por qué. El problema es que te acostumbras a que te den una cosa y cuando te la quitan, lógicamente, pataleas”.

“Los profesionales del centro nos dicen que tampoco están conformes. Por ejemplo, con esta funda que nos ponen o con que no nos puedan limpiar el catéter con gasa, pero dicen que no pueden hacer nada"

Añade, además, que “durante la sesión de diálisis, los pacientes no deberían comer”, ya que pueden sufrir de “hipotensión al término de la comida”. Fuentes consultadas por este diario, que prefieren mantener su identidad en el anonimato, difieren. Si bien no recomendarían una comida copiosa, sí consideran “bueno” que los enfermos tomen “un café o algo de leche acompañado de pastas”. “Pasan allí muchas horas. Entre que esperan las ambulancias y demás pueden llegar a estar allí 6 horas. Veo bien que se les de algo de comer y beber”. A principios de 2024, los usuarios llevaron a cabo una recogida de firmas para la vuelta de los desayunos al centro. Garantizan que “casi todos del turno de mañana firmaron”, alrededor “de 40 personas”.

Las mascarillas

“Eso por un lado. Por otro, las gasas”. “No siempre ha sido así”, pero narran que desde hace unos meses son los propios enfermos quienes llevan sus propias gasas, esparadrapos, tiritas o mascarillas. Otra de las pacientes, la mayor de todas, con 81 años y alrededor de tres dializándose, asegura que “en muchas ocasiones” carecen también de gel hidroalcoholico. La presidenta de ALCER se reconoció desconocedora de tales carencias. Medina acudió al centro de diálisis de Ceuta en diciembre de 2023 y afirma que la dotaron de una mascarilla en cuanto entró. “Es obligatorio que tengan mascarillas, gasas y demás”. Lo mismo opinan fuentes expertas consultadas por este periódico: “Las gasas son obligatorias allí. Si no, ¿cómo limpian los catetes? Tienen que aplicarles el desinfectante”.

Algunos de los materiales con los que RTS-Ceuta debe contar acorde a su contrato con el INGESA. / FOTO CEDIDA
Algunos de los materiales con los que RTS-Ceuta debe contar acorde a su contrato con el INGESA. / FOTO CEDIDA

Las gasas, aseguran los pacientes, solían ser usadas para limpiar sus catéteres, que permiten el movimiento de la sangre del paciente a la máquina de hemodiálisis. Las mojaban en Clorhexidina en Alcohol y lograban desinfectarlos. Actualmente usan toallitas desinfectantes. La funda con la que protegen el catéter cuando el paciente se marcha no es ya “tan buena y resistente como antes”. “Esto ahora es papel de fumar. Mira cómo la tengo yo ya”, enuncia una de las enfermas señalando unos esparadrapos despegados junto a su pecho. “Antes nos ponían uno plastificado, que aísla de la humedad, pero este nuevo es horrible, se nos cae”.

Con respecto a la provisión de mascarillas, Julia Jiménez confirma que dejaron de ofrecerlas a todos “una vez dejó de ser obligatorio su uso en hospitales”. En el centro de diálisis, al tratar con pacientes “inmunodeprimidos”, continúa siendo de obligado uso, pero la empresa tan solo dota de mascarillas a los enfermos si estos las piden. “Paciente que viene sin mascarilla paciente a quien se le da. Solemos dar bastantes porque hay muchos que no las traen”.

“Muchos de los pacientes renales tenemos picores. Hay quienes pedimos Polaramine, y nos dicen que lo traigamos de nuestras casas"

Garantizan los pacientes que todas las reclamaciones las trasladan a la supervisora, “pero no hace nada”. “Nosotros hablamos con esta mujer, pero esta mujer en vez de defendernos se queda callada y no dice nada”. También aseguran haber dirigido sus quejas a los profesionales sanitarios del Centro: “Ellos nos dicen que tampoco están conformes. Por ejemplo, con esta funda que nos ponen o con que no nos puedan limpiar el catéter con gasa, pero dicen que no pueden hacer nada. Que somos nosotros quienes debemos reclamar”. Cansados de no sentirse “escuchados”, han decidido “dar un golpe en la mesa”.

Los medicamentos

“Muchos de los pacientes renales tenemos picores. Hay quienes pedimos Polaramine, y nos dicen que lo traigamos de nuestras casas. Sí… Como lo oyes”. Fuentes consultadas por El Pueblo de Ceuta confirman que el Polaramine suele ser la solución usada en tales clínicas para tratar los picores. Tanto en ampollas como en pastillas. “Y más de una vez ha faltado, como otros medicamentos más básicos”. Así lo narran los enfermos. “A veces no tienen paracetamol o nolotil”.

La mayor parte de los pacientes acuden cada día al centro con una bolsa llena de mantas, ya que las que ofrece la empresa se encuentran "en muy mal estado". / FOTO G.S.
La mayor parte de los pacientes acuden cada día al centro con una bolsa llena de mantas, ya que las que ofrece la empresa se encuentran "en muy mal estado". / FOTO G.S.

El paciente diabético manifestó que “a menudo” no cuentan con Glucocemin, usado para corregir la hipoglucemia en los enfermos de diabetes. “Si vas con el azúcar medio bajito, la máquina te lo baja también un poco y al final te puede dar un bajón de azúcar. Es entonces cuando nos ponían ese líquido. Ahora hay muchas veces que no tienen. En su lugar, nos dan una mezcla de agua con azúcar o lo que nosotros nos llevemos dentro del bolso”. Por otro lado, asegura que en alguna ocasión ha necesitado la bombona de oxígeno y “no ha funcionado”.

También tuvo que llevar una de ellas la pomada bajo el nombre de Bactroban. “El catéter me roza, se me hinca en la carne y me produce heridas. Hace poco me ocurrió, pero no tenían pomada. Tuve que ir yo a la farmacia a comprarla”. “Muchas veces se quedan sin medicación”, confirman fuentes cercanas a la clínica.

“Antes nos daban las mantas, porque allí estamos siempre congelados. Pero son de tan mala calidad que al final nos tenemos que llevar nosotros otras de nuestras casas"

“A nosotros no nos falta ningún tipo de medicación, pero para cuestiones que surjan durante la sesión de diálisis, no para cosas crónicas”, sentencia la representante sindical en el Centro de Diálisis. Explica que “por regla general” los picores que sufren los pacientes se deben a su alimentación. “Ellos saben qué alimentos tienen que comer y cuáles no. No es culpa de la empresa, es culpa de ti”, afirma, añadiendo que si deben tomarse una pastilla diariamente porque sufren de picores producidos por su mala alimentación “la empresa no tiene por qué darte la pastilla”. Podrán dotarles de la misma “si les pasa una vez, dos o tres, pero no si es algo crónico”. En tal caso, recomienda que se dirijan a sus médicos de cabecera para que les sea prescrita la medicación. En cambio, manifiesta que ante dolores o molestias puntuales sí ofrecen las soluciones necesarias.

- En caso de que necesiten una pastilla por algo urgente, ¿desde allí se les dota de la misma?

- Por supuesto

En cambio, Agustín, de 79 años, el único usuario dispuesto a no esconderse de los cuatro con los que conversó este diario, relató una situación que difiere. Desde que le operaron por problemas de corazón, debe tomar a diario un comprimido de Aderol de 100 mg, usado para prevenir infartos, trombos e ictus. Una vez, mientras se encontraba aún ingresado en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz tras la cirugía de válvula cardíaca, recuerda que su caja de pastillas se agotó. Estaba dializándose en ese momento. El equipo sanitario se trasladó hasta una farmacia cercana para adquirir la medicación. En cambio, hace algunos meses, Agustín olvidó sus pastillas en casa y se personó sin ellas en el Centro de Diálisis de Ceuta. “Me dijeron que no tenían la pastilla, y me quedé sin ella hasta que volví a mi casa”.

El ‘sitio’

“El sitio en el que estamos está en muy malas condiciones”, expresa Agustín. En la entrada de la clínica ‘RTS-Ceuta’, a mano derecha, una falsa chimenea decorada con luces y cuadros aparentemente familiares simulan la calidez del hogar. El paciente deja de sentirla acogedora de inmediato, al adentrarse en un pasillo flanqueado por uniformes sillas grisáceas de material robusto. La gente entra y sale del lugar con grandes bolsas en sus manos. Todas dejan entrever bastas mantas de colores y estampados variados. La estampa guarda relación con otra de las quejas.

Cubo para recoger el agua de las filtraciones producidas durante los días de lluvia en el centro de diálisis RTS-Ceuta. / FOTO CEDIDA
Cubo para recoger el agua de las filtraciones producidas durante los días de lluvia en el centro de diálisis RTS-Ceuta. / FOTO CEDIDA

“Antes nos daban las mantas, porque allí estamos siempre congelados. Pero son de tan mala calidad que al final nos tenemos que llevar nosotros otras de nuestras casas. Vamos siempre cargando”, afirman. A este respecto, Julia Jiménez asegura que la empresa dota de una manta a cada usuario, pero estos demandan más. “Usan una media de dos o tres mantas por paciente. Tenemos casi 100. Multiplica dos mantas por 100 pacientes. Es verdad que no son mantas de Paduana -famosa empresa textil-, son mantas sanitarias”.

“Cuando las usamos salimos de la clínica como si lleváramos la manta encima. Llenos de pelusas”. Al hablar de las “deficiencias” de las instalaciones se enzarzan todos en un amplio desglose: “Muchos sillones están oxidados, otros rotos. De higiene, en general, está fatal. No es un local muy antiguo, llevará 6 o 7 años, pero está muy mal conservado. Cuando llueve hay dos o tres puntos donde cae agua. Hay filtraciones”. Y pese a las “deficiencias”, garantizan que RTS-Ceuta carece de personal de mantenimiento diario. “Vienen de vez en cuando, casi todas las semanas. Si se avería una máquina siempre las hay de repuesto, eso sí. Pero si se rompen lozas por el peso de la mercancía nadie lo arregla. Nadie le echa aceite a las camas, ni se encarga del mantenimiento de los aparatos, ni solucionan las goteras”. Por no hablar de las “cucarachas” que, según los usuarios, se pasean por el centro en verano.

Varios pacientes denuncian la ubicación de la clínica, que atiende a pacientes en condiciones a veces críticas, se encuentre en una cuesta. / FOTO G.S.
Varios pacientes denuncian la ubicación de la clínica, que atiende a pacientes en condiciones a veces críticas, se encuentre en una cuesta. / FOTO G.S.

Cuentan también que “en siete u ocho ocasiones, la planta de agua ha fallado y se ha inundado la sala principal” obligando a que las sesiones de diálisis se retrasaran. Hablan también de “camas que ni suben” al no funcionar el mando a distancia: “Ha habido pacientes a los que han tenido que dializar con la cama en el mismo suelo”. Por su parte, la representante sindical por Comisiones Obreras asegura que se trata de un “local grande y en condiciones”. Se queja Agustín de que a sus 79 años, en muchas ocasiones, tenga que dializarse en un sillón en lugar de en una cama. Tan solo cuentan con cuatro camas en la sala común, además de otras cuatro en una estancia especial para pacientes críticos.

“En el resto del mundo, los pacientes periféricos se dializan en sillones. Lo que pasa es que cuando el paciente prueba la cama, lógicamente, solo quiere la cama. Vengo cuatro horas a diálisis, me echo a dormir y ya está. Tenemos una zona para que las personas críticas, que de verdad necesitan una cama, la tengan. Pero si en tu casa limpias, entras y sales no sé para qué quieres una cama. Son comodidades”, aclara Julia Jiménez.

FOTO G.S.
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Por ‘comodidad’ también querrían que la habitación “perfectamente equipada para practicar diálisis” en el Hospital Universitario de Ceuta (HUCE) comenzara a funcionar para, al menos, los enfermos ingresados. Y no solo lo querrían los pacientes del Centro externo de Diálisis, sino también el equipo de ALCER y los nefrólogos del HUCE, con Francisco Sierra a la cabeza. A lo máximo que llegan en el hospital de Loma Colmenar es a realizar ultrafiltraciones a los pacientes en la UCI, “pero no es un tratamiento de diálisis”.

Se apenan los usuarios de que los ingresados en condiciones críticas se vean obligados a abandonar el hospital para trasladarse durante 6 kilómetros hasta la clínica ubicada en la Rampa de Abastos. Una de las enfermas con las que habló El Pueblo de Ceuta sufrió tal situación cuando le extirparon un pecho. “Lunes y martes tuvieron que sacarme del hospital para llevarme a diálisis. Muriéndome”.

- Digo yo, si somos pacientes del INGESA, como lo somos, ¿por qué nos tratan como enfermos de tercera? A ver si esto llega al señor Lopera -Jesús Lopera, director territorial del INGESA-. Que se entere de que están pagando un dineral a personas que nos dan una atención tercermundista.

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