Dieciocho niños marroquíes han sido acogidos hoy y quince adultos aguardan su entrada en el CETI

Dieciocho niños de origen marroquí han ingresado hoy en las instalaciones habilitadas por la Ciudad Autónoma para acoger a los menores migrantes que llegan solos a las costas españolas, según fuentes consultadas por este diario que conocen la situación de primera mano. El ‘goteo’ de entradas a nado a través de la playa del Tarajal o Juan XXIII se ha mantenido durante toda la madrugada y la mañana de este lunes. No solo menores de edad, también adultos.

Muchos de estos últimos han ido concentrándose durante la jornada de hoy a las puertas del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) a la espera de acceder a su interior. En estos momentos, residen en su interior 770 personas, lo cual se traduce en que se encuentra sobreocupado en un 50%, según los últimos datos facilitados por la Delegación del Gobierno en Ceuta. La sobreocupación de los centros de menores es mayor. Asciende al 453%, ya que, entre los tres centros y la nave del Tarajal, la Ciudad tutela a un total de 491 niños, según ha confirmado el Gobierno local.

En el camino de Villajovita al CETI, alrededor de las 13:30 horas de este lunes, una fila de jóvenes (mayores de 18), en su mayoría magrebíes, aunque también algún chico subsahariano, caminaban papeles en mano. Acababan de obtener el documento de filiación en dependencias policiales. Ese indispensable para entrar en las instalaciones ubicadas en el Jaral y que actualmente albergan a alrededor de 770 personas, según la última actualización de Delegación del Gobierno, que, espera, el número se incremente en los próximos días.

Se atisba más movimiento a medida que se asciende la inclinada y estrecha cuesta que conduce hasta el CETI. A sus puertas, al menos una treintena de hombres, unos sentados en el suelo dejando pasar el tiempo, otros comiendo y otros en pie, esperaban ingresar en las instalaciones. Un trabajador de EULEN iba nombrando a aquellos que debían pasar adentro. Sobre unas mantas, varios jóvenes, naturales de Marruecos, aseguraron que esperaban poder entrar mañana en el centro.

Eran quince, y, según su interlocutor, que se expresaba en un inglés fluido, llegaron a Ceuta hace siete días. Desde entonces andan ‘vagando’ por la ciudad. “Mañana tenemos cita con la Policía y podremos entrar por fin”, expresaba. Mientras tanto, sus “amigos” residentes se encargaban de llevarles comida y bebida. La justa y necesaria para ‘matar’ el hambre.

A seis kilómetros, unas horas antes, en las zonas aledañas a la frontera del Tarajal, adultos y menores seguían entrando a nado hasta Ceuta. Entre las 9:00 y las 9:35 horas de este lunes, seis adultos de Marruecos consiguieron alcanzar la playa del Tarajal y marcharse corriendo aprovechando la ausencia de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en la zona. Alrededor de las 9:45 horas, una patrulla de la Guardia Civil arribó a la zona, los agentes se instalaron en la orilla y procedieron a interceptar a quienes iban llegando.

El Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Benemérita hizo uso de una de sus lanchas para lograr salvar a cerca de siete personas que llevaban tiempo pidiendo auxilio desde el mar. A las 9:00 horas, fueron los operarios de TRACE los que comenzaron a oír los gritos provenientes del agua. La niebla impedía que vieran la escena. Los agentes de la Guardia Civil, finalmente, llegaron a tiempo para poner a salvo sus vidas.

Al llegar a la orilla, procedieron a comprobar las identidades de cada uno para comprobar quiénes eran menores y quiénes adultos, siendo devueltos a Marruecos estos últimos y trasladados a los centros de acogida de la Ciudad los primeros.

Algunas de las personas migrantes llegaron vistiendo trajes de neopreno y aletas. Al llegar a la orilla, se quitaban las aletas y se colocaban unas chanclas que durante todo el trayecto a nado habían sostenido en sus manos, dejando las aletas en la playa. Otros llegaban encima de flotadores, que también abandonaban en el agua al situarse a escasos metros de tierra firme.

También en la zona de Juan XXIII puede observarse el rastro que dejan tras de sí aquellos que se lanzan al mar para iniciar o continuar su viaje migratorio. Hileras de flotadores y aletas entre las piedras. Se espera que, al menos mientras dure la niebla, las madrugadas (y también las mañanas) continúen obligando a las autoridades españolas y a las marroquíes a aplacar la presión migratoria que desde hace semanas azota la frontera sur de España y Europa.

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