La Papelería Imperial, más de 100 años de historia y servicio a los ceutíes

SOCIEDAD

El establecimiento reabrió sus puertas al público el pasado dos de septiembre, tras haber estado cerrado durante el verano por obras. Ahora, han vuelto con más fuerza que nunca

Imagen de archivo que refleja que la Papelería Imperial sigue ubicada en el mismo lugar de siempre./ FOTO ARCHIVO
Imagen de archivo que refleja que la Papelería Imperial sigue ubicada en el mismo lugar de siempre./ FOTO ARCHIVO

No todos los establecimientos de la Ciudad Autónoma de Ceuta pueden contar que tienen más de 100 años a sus espaldas. De hecho, incluso que puedan llegar a 100, muy pocos. Pero en el caso de la Papelería Imperial sí pueden estar de celebración. Y no por llevar más de un siglo al pie del cañón, que también, sino porque tras un verano de obras en el local, motivo que provocó su cierre, ahora en septiembre han reabierto con más fuerza que nunca.

La propietaria del establecimiento, Alba Fernández Alcalá, deduce en este diario que la Papelería tiene más de 100 años porque “su bisabuelo ya lo tenía antes de que su abuelo se jubilara, con 90 años”. “En un primer momento mi bisabuelo tenía el establecimiento asociado con alguien, pero se separó y quedó por un lado la Papelería Imperial y la Imprenta Imperio”, explica, apostillando que la imprenta estuvo muchos años delante del conocido bar ‘El Tentaero’ hasta que se trasladó a la Calle Jáudenes, pero la Papelería siempre se mantuvo en el mismo local” y de hecho, ahí continúa.

Imagen de archivo que refleja que la Papelería Imperial sigue ubicada en el mismo lugar de siempre./ FOTO ARCHIVO
Imagen de archivo que refleja que la Papelería Imperial sigue ubicada en el mismo lugar de siempre./ FOTO ARCHIVO

Alcalá, quien lleva al mando del local desde el año 2015 ratifica que su abuelo “la soltó cuando tenía 90 años, en el 2013”, pero “mi nombre pasó en 2015, aunque yo siempre estuve viniendo durante los veranos a echar una mano”. La propietaria señala que el establecimiento cerró la última semana de junio porque necesitaba una reforma.

“Hemos estado sufriendo daños por el bajante del edificio, el cual se colapsaba y nos salía agua sucia, primero por las arquetas y luego por la pared”, señala. “Muchos años hemos estado pidiendo solución. Se trata de un local militar. La única fecha viable que barajamos para poder cerrar, porque era necesario para hacer la obra, era verano, ya que es la época en la que menos ventas tenemos nosotros. Además, coincide con las vacaciones de los alumnos. Finalmente, cedieron”, enuncia Alcalá.

FOTO J.A.G.
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Por lo que, la primera semana de julio “se le metió mano a la obra” y se terminó la semana después de Feria. “Reabrimos el día 2 de septiembre, con la vuelta al cole. Intentamos abrir antes, pero limpiabas y salía el polvo una y otra vez, entonces, hasta que no lo tuviéramos todo perfecto no quisimos reabrirlo”.

En lo que a la obra se refiere, “se ha hecho toda la conducción de los bajantes nueva, se han creado tres arquetas que antes no había, se ha metido un colector nuevo hasta la calle y en la misma acera, en la puerta del escaparate, se ha creado una arqueta por si alguna vez hay que hacer una intervención, que se haga en la calle y no en el local para evitar perjudicarlo”.

La propietaria del local, Alba Fernández Alcalá./ FOTO J.A.G.
La propietaria del local, Alba Fernández Alcalá./ FOTO J.A.G.

Debido a la obra, Alcalá manifiesta que han aprovechado para cambiar ciertas cosas de sitio, “los mostradores se han ido moviendo y la distribución es distinta. Intenté darle una vuelta para que notara más cambio”, explica.

Las papelerías, “en peligro”

Vivimos en la era digital, en un mundo totalmente globalizado donde tenemos todo prácticamente a nuestro alcance. Las nuevas tecnologías son muy buenas, te dan mucho, pero también te quitan. “Nosotros tenemos nuestra clientela fija, la que no falla y cuando necesitan comprar material escolar vienen aquí, pero las grandes superficies y las tecnologías han hecho mucho daño”.

Alba deja claro que a la Papelería Imperial “le sacan de las opciones del cheque”, porque al no tener libros “no podemos cogerlo”. No obstante, según asevera, “hay gente que no quiere libros y sí material escolar”, “es una pena, deberían dar un cheque independientemente para lo que sea y permitirnos a todas las personas que formamos parte del gremio acogernos al programa”.

FOTO J.A.G.
FOTO J.A.G.

Además de las trabas en cuanto al cheque libro, no duda en afirmar que las grandes superficies “han provocado un cambio abismal”, “cuando la gente va a hacer la compra del mes, aprovecha y como en algunos supermercados venden material escolar, lo meten en su lista de la compra”. “Es un rollo porque es algo contra lo que no puedes luchar, la gente piensa que es más barato, lo compran, pero al final acaban recurriendo a nosotros porque ese material que han comprado es de peor calidad que el que podamos vender en la librería”.

Un tema que preocupa tanto a Alcalá como a Juan María Seglar, su compañero de batallas, quien lleva más de 40 años dedicado en cuerpo y alma a la librería, es “la fecha de caducidad”. “Con las nuevas tecnologías se acabará perdiendo el hecho de escribir a mano”, “creo que en algún momento llegará nuestra fecha de caducidad. Ya es poca la gente que sigue funcionando con una agenda, todo se lo apunta en el móvil, por ponerte un ejemplo, así que o te adaptas a este mundo que no para de crecer o te quedarás obsoleto”, comenta. “Es una pena llegar a perder el saber escribir de puño y letra”.

Pero, aún es pronto para avecinar cosas. Por ahora, tanto Alba como Juan María están ofreciendo su mejor versión y una papelería repleta de material escolar y de muchos productos que causan furor entre los ceutíes.

Juan María Seglar (izquierda), empleado que lleva más de 44 años en el negiocio junto a la propietaria, Alba Fernández. / FOTO E.A.Z.
Juan María Seglar (izquierda), empleado que lleva más de 44 años en el negiocio junto a la propietaria, Alba Fernández. / FOTO E.A.Z.

Desde la perspectiva de Seglar, quien empezó a trabajar por un castigo, ya que rompió un espejo retrovisor y le castigaron con trabajar en la Papelería durante el verano, las librerías y papelerías han caído con las nuevas tecnologías, “antes veía a mucha gente que venía a comprar a diario, venían gente de los bancos, de los cuarteles, de los colegios, etc., pero a día de hoy, quién usa el papel”. Es reseñable comentar que Seglar comenzó a trabajar en el año 1980 en la Papelería Imperial, por lo que lleva más de media vida entregando su corazón y alma a dicho establecimiento al que tanto cariño le tiene.

La Papelería Imperial está en marcha de nuevo. Aunque los tiempos hayan cambiado y las nuevas tecnologías estén pegando fuerte, el sentimiento que te genera ir a tu librería favorita, a ver qué cosas nuevas han traído y elegir qué libreta o bolígrafo quieres lucir en el colegio o en tu lugar de trabajo, no te lo proporciona y es incomparable con cualquier sensación que un dispositivo digital te pueda llegar a hacer sentir.

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